La vida de una escritora jóven se ve afectada tras un bloqueo,no solo creativo también social y económico. Sacando a relucir fantasmas del pasado al igual que sus peores demonios internos para luego plasmarlos con su sudor y lágrimas en el papel,sin...
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«Si bien los escándalos no le rodearon en vida no significa que después de muerto no lo hagan. Lord Nicholas Von Der Chanton,Gran Duque de Shrewsbury,aclamado por su intelecto y proclamado por la sociedad como el “Leonardo Da Vinci Británico”;tras su repentino fallecimiento no solo le heredó aquellos palacios,mansiones y casonas a su querida nieta,también le heredó deudas que sin duda alguna les despojara hasta las medias.» «Charlsrose Von Der Chanton,la ahora,Gran Duquesa de Shrewsbury,de seguro ha de estar sollozando al saber que se quedará sin un solo centavo y que por mucho que trate de hacer frente a los problemas con la pequeña fortuna que amasó desde muy jóven (para más información pag.14) no podrá llegar ni a vivir en los suburbios más pobres de Inglaterra,ni aunque trabaje vendiendo dibujos hechos con carboncillo. ¿Será este el fin de los proclamados hijos de las artes?»
«“¿El final de los Von Der Chanton?” por Layla Pennyworth,The London Times,22 de octubre de 1997»
Arrugue el periódico entre mis manos,y en un arranque de rabia tire toda esa baraja de mierda directo a la puerta haciendo resonar un golpe seco. Detrás de la puerta apareció el Señor Byron,que a juzgar por su mirada parecía perplejo ante aquel acto mío.
Carraspeé un poco avergonzada e intentando no mirarle al rostro sabiendo que una sola mueca de mi cara me delataría. Este solo miro el suelo y el periódico desperdigado con una ceja alzada,pero sin comentar nada al respecto.
–Si le hace sentir mejor,Excelencia,puedo traerle servilletas para que descargue sus rabietas con ellas–hablo con cierta pizca de gracia,sarcasmo talvez,me ahogué una pequeña risita que quería salir de boca.
–No,gracias,Señor Byron–le mire de reojo mientras caminaba por la habitación que se había vuelto mi hábitat los últimos días en los que he estado en abstinencia de sueño–¿Necesita algo?–pregunte sin más rodeos.
Usualmente,él al igual que el resto del poco personal que ahora dispongo se mantenían siempre ocupados con quehaceres,mantenimiento u otras actividades. El lugar era enorme para que tan solo cinco personas personas la mantuvieran de pie,claro que se podía pero la velocidad era comparada a la de una hormiga llevando un trozo de azúcar desde York hasta su colonia en Gales.
–Ha llegado un telegrama,el Conde Spencer le ha invitado a un paseo a caballo a las cuatro–conozco al señor Byron desde que nací pero sin embargo nunca me acostumbro a su tono tan rígido,sigo creyendo que es debido a que fue soldado,tengo entendido que a veces las costumbres del ejército son difíciles de dejar.
–Dígale al Conde Spencer que agradezco la invitación pero que no podr–fui interrumpida repentinamente por el mayordomo.
–Que agradece la invitación y que estará lista a la hora acordada–le mire como si de repente estuviera citando prosas en un idioma arcaico mientras bailaba en falda escocesa con sandalias rosadas–le respondí apenas llegó el telegrama–una sonrisa,que podría decir yo,satisfactoria surcó el rostro arrugado del mayordomo.
