Capitulo 2

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Austin


Aún recuerdo la última vez que la vi triste y desde ese momento me prometí a mí mismo que no dejaría que volviera a pasar.

Acababa de mudarme al vecindario, tenía unos cinco años, y no estaba

demasiado entusiasmado con la idea de mudarnos.


-¿Por qué nos mudamos? -pregunté por centésima vez.

-Ya te lo he dicho, aquí mamá podrá pasar más tiempo contigo y papá estará cerca del trabajo - me dijo mi padre fastidiado.

-Pero no podré ir a casa de Dez en bicicleta - me quejé - y aquí no tengo amigos, no conozco a nadie.

- Harás nuevos amigos y seguirás viendo a Dez en la escuela - dijo mi madre - ya hemos llegado - dijo mientras papá aparcaba el coche frente a una casa.


Eran todas iguales, todas las casas eran exactamente iguales hasta el final de la calle donde se divisaba una pequeña plaza. La mayoría tenían el cartel de "se vende" lo que explicaba mucho, mi padre es agente inmobiliario. Y mi madre tendría su propio estudio en la casa, es psicóloga. Las casas eran de dos pisos y un ático, tenían un jardín delantero y un garaje y la mayoría eran de un color beis, cuando entramos vimos un lujoso salón bastante amplio, con una chimenea y a la izquierda se abría paso la cocina, al fondo, una escalera y debajo de esta se encontraba la puerta de la futura consulta de mamá. Arriba se encontraban las habitaciones, tres habitaciones y dos baños. Elegí la mía, era una habitación amplia con una puerta, que era el armario y una ventana. Me asome por la ventana y pude divisar una habitación exacta a la mía, pero en esa, la pared era de color azulado decorado con huellas de manos y pies de colores. Las primeras semanas me las pasé recorriendo la casa de arriba a abajo completamente solo hasta que un día el timbre sonó y yo salí disparado hacía la puerta para encontrarme a mi madre y a una señora hablando, me acerqué y vi a una niña de mi edad que me sonrío, yo le devolví la sonrisa.


-Oh, aquí estas - dijo mi madre - Austin, cariño te presento a Ally y a Penny, son nuestras nuevas vecinas - dijo mi madre con una sonrisa.

-Hola - salude yo.

-¿Por qué no vas a jugar con Ally? - dijo mi madre.

-Vale - dije encogiéndome de hombros y saliendo de casa.

-¿Quieres hacer una cometa? - me pregunto ella sonriendo.

-Si - dije entusiasmado -pero aquí no hay viento no podremos volarla.

-No te preocupes por eso ven - dijo y salió corriendo hacía su casa, yo la seguí.


Me llevo hasta su habitación donde tenía de todo, agarró los materiales y salió de la habitación, yo la miré extrañado.


-¿A dónde vamos?

-Al ático - dijo y recorrió el pasillo hasta el final, donde había una ventana con unas cortinas abiertas de color blanco.


Ella aparto una de las cortinas y detrás apareció una cuerda atada a una especie de gancho que sobresalía de la pared. Lo desato y una escalera descendió del techo como las de las naves espaciales de las películas.


-¿Vienes? - me pregunto subiendo por las escaleras. Yo asentí y la seguí.

-Vaya - dije al ver el ático.


Era un ático enorme, lleno de instrumentos, un par de mesas y algunas sillas, al final se distinguía la luz del sol había una ventana bastante grande. Ella dejó las cosas encima de una mesa y agarró una silla, se sentó y comenzó a hacer su cometa, yo hice lo mismo. Mientras las hacíamos, hablamos de un millón de temas distintos, me contó que su madre era profesora de música y que por eso tenía tantos instrumentos, también me contó que sabía tocar casi todos. Al terminar las cometas, salimos por la ventana y volamos las cometas en el tejado, esa tarde nos hicimos mejores amigos.

Después de dos meses su madre murió y ella estuvo en terapia con mi madre tres semanas, recuerdo que siempre intentaba hacerla reír, que no soportaba verla tan triste.


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