02• | Dos trabajos.

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Guillermo Ochoa era el hijo  perfecto, sus calificaciones siempre fueron excelentes y no era conflictivo en su entorno, sus padres estaban orgullosos de él y presumían frente a sus amistades el gran hijo que la vida les regaló.

Sin embargo, todo ese orgullo se desvaneció por un momento, el oscuro momento en la vida de Ochoa cuando decidió ser él mismo, sin esconderse, ¿por qué habría de hacerlo?, si no hacía nada malo, o al menos eso creía...

"¡carajo Guillermo, eres hombre, quítate esa falda!"

El padre de Memo gritaba desesperado.

"No me salgas con la estupidez de que te pague la carrera a lo tonto, ya que nadie va a querer darte trabajo en ningún hospital si vas vestido así"

Siempre le recriminó su padre en las ocasiones que Memo, bastante positivo, iba a buscar trabajo. Recién egresado y graduado con honores, y por supuesto, con la ilusión hasta el cielo, el de rizos fue a todas las entrevistas de trabajo posible, las cuales tuvieron en común un "No" por respuesta.

¿Cuál es su maldito problema?

Se preguntaba Memo, sin embargo, no permitiría que todo eso le hiciera aparentar algo que no era.

Ah chinga, ¿por qué las mujeres no pueden usar pantalón y los hombres no podemos usar falda?

Siempre fue su gran duda existencial cuando estaba en media superior, era testigo de las quejas de sus amigas por no poder usar el uniforme de pantalón, y en el fondo, él también quería quejarse, ¿por qué él no podía usar falda?

Se me vería mejor a mí que a ellas...

Pensaba y reía al imaginar esa situación.

Al entrar a la Universidad vivió el mismo martirio, usar el uniforme de enfermero.

Pantalón, como siempre, qué aburrido.

El día de su graduación, justo en la fiesta de egresados, tomó la decisión de usar un elegante vestido negro que no cubría sus rodillas, esas tonificadas y fuertes piernas lucían a la perfección, como siempre lo soñó. El escote en su espalda fue un toque travieso que no quiso desaprovechar, por unos instantes estaba nervioso por la reacción de sus compañeros, pero por otro lado, estaba más que decidido de defender ante todos su libertad de elegir cómo vestir.

A la mierda la sociedad.

A la mierda todo.

Y con esas frases en la mente, entró decidido al salón donde sería la fiesta, el silencio reinó por todo el lugar cuando lo vieron entrar, a Francisco Guillermo Ochoa Magaña, el hombre más sobresaliente de toda la generación, con notas admirables, el enfermero más entregado a su profesión, con ese lindo vestido negro que se ajustó a la perfección a su delgado cuerpo, una cintura envidiable y esos redondos glúteos que más de uno no podía evitar mirar.

Un grupo de mujeres no dejaba de murmurar entre ellas, algunas se burlaban y otras, veían con admiración el valor del rizado.

—Es fiesta de graduación, no de disfraces, ridículo—una de ellas mencionó.

Las burlas no se hicieron esperar y las risas de unos cuantos presentes resonaron en el salón.

Memo sabía a lo que se arriesgaba al ir vestido así, por lo que no permitió que esas palabras lo lastimaran. Simplemente miró a aquella mujer y sonrió divertido al darse cuenta que el novio de la chica lo veía embelesado.

—Veo que tu novio no piensa lo mismo que tú sobre que me veo "ridículo"—respondió y siguió con su camino.

—Qué le andas viendo a ése, imbécil—gritó molesta aquella mujer y le dio una bofetada a Ángel Malagón, quien no podía quitarle la mirada a Memo.

❥ Mi dulce Guillermo┆MESSI X OCHOA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora