Prólogo

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No puedo ver, está todo oscuro.

Stella.

Vuelvo a sentir esa voz llamándome. No se donde está.

Me pongo de pie y siento con más fuerza el calor colarse por mi piel. Es insoportable, siento que se me quieren derretir los huesos. Debo entreabrir los labios para respirar mejor.

¿Dónde estoy?

¿Dónde está él?

Gritó su nombre una y otra vez soportando el dolor que siente mi garganta.

Stella.

Me doy la vuelta y entre la oscuridad veo nuevamente esos ojos. Parecen llamas de un rojo tan vivo como el fuego, capaz de quemar y dejar todo en cenizas.

Te encontré.

—No —Jadeo retrocediendo.

No quiero que me atrape, no quiero que me atrape. Desesperada hago el esfuerzo por correr lo que mis piernas me permiten. Sigo sin ver nada, no siento nada, hasta parece que estoy flotando. Vuelvo a llamarlo, sigo llamándolo, deseando que venga, que me saque de esta pesadilla. Puedo sentir un líquido caliente caer por mi mejilla, tan caliente que quema. Lo quito con mis manos.

Mis lágrimas.

Ignoro eso y sigo con el intento de hallar una salida.

No puedes escapar de mi.

Siento mi cuerpo temblar exageradamente cuando el susurro se oye a mis espaldas.

Ya está aquí, está aquí.

Suelto un grito de terror y antes de caer desfallecida, puedo verlo al fin. Es él, está aquí, por mí. Quiero decir su nombre, pero no escucho mi propia voz. Quiero gritarle que no me deje sola. Quiero correr a su lado.

Lo último que veo es el pácifíco y profuno azul de sus ojos antes de volver a caer en la oscuridad.

EN MIS SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora