Al siguiente día no ví a Livan en ningún momento. En la cafetería escuché que no había venido hoy, algo que me vendría bien ya que estar esquivándolo todo el día sería agobiante. No es precisamente de mi agrado verle la cara en estos momentos.
Estoy a punto de doblar el pasillo cuando capto un movimiento entre la muchedumbre. Ally viene corriendo a una velocidad alarmante, por lo que choca con algunas personas lanzándoles barbaridades. El cabello lo tiene desparramado y los flequillos apuntas a todas direcciones. Casi parece como si se le hubiera enrredado en muchas ramas. Toma impulso y frena deslizándose sobre la superficie hasta detenerse frente a mí.
—¿Qué ha sido eso? —Aprieto la mochila en mi hombro y sigo andando rumbo a la cancha. Me toca deporte ahora. La última vez me habían echo tropezar y terminé derramando el batido de fresa del entrenador sobre sí mismo.
Vaya suerte para derramar cosas.
El caso fue que me hizo dar veinte vueltas a la cancha, según él, por cada hielito que contenía el líquido. Así que, a la vista de todos los equipos de baloncesto —incluido el de mi hermano— casi termino desmayada por la fatiga.
Regreso al presente cuando Ally tira de mi mochila deteniendo mi paso. Me regaña con la mirada por no hacer caso a su llamado de atención extravagante de hace unos segundos, pero realmente no tengo tiempo para saber que chisme tiene para contarme o a quien le gusta ahora.
—Ally, tu noticia puede esperar, no quiero llegar tarde a la clase y que el entrenador me haga dar mil vueltas a la cancha por cada segundo de atraso —Doy brinquitos en mi lugar dándole a entender que realmente estoy apurada pero levanta una palma con drama y niega la cabeza.
—Esto es más importante, realmente importante. Jean me invitó... —Calla abruptamente y mira a ambos lados del pasillo. Hago lo mismo pero todo está normal, solo adolescentes corriendo de un lado a otro y un chico regordete y bajito urgando en su naríz. Hago una mueca. Que asco. Allizon se aferra a mi brazo y nos saca un poco a una esquina, susurrando esta vez —Jean me ha invitado personalmente a su fiesta de cumpleaños —Dice emocionada y se que si está tratando de no llamar la atención, se está aguantando para no explotar a gritos aquí y ahora.
—¿Qué? —Pregunto algo impactada. No sabía que la nueva moda de los ricachones de mamá y papá era pasearse por todo el Instituto diciéndoles a cualquiera: "Estás invitado a mi fiesta de cumpleaños, cualquiera."
Que literal.
—Lo que has oído Stell. Y tú, me acompañarás —Me apunta con esa mirada que conozco de sobra. Retrocedo.
—Oh, claro que no, Ally —Me doy la vuelta en un intento de escape, se que es insistente.
Vuelve a tirar de mi mochila. ¿Ves lo que digo?
—Anda Stell, no seas amargada. Además, seguro querrás ver otra vez al guapo de Livan —Mueve juguetonamente las cejas.
Si solo supieras que quiero estar millas lejos de él por arrogante y descarado, y capullo...Quiero darle esa misma respuesta pero en cambio digo.
—¿Ally, que dices? tengo novio —Me señalo mirándola con incredulidad, eso no se le puede haber olvidado. Ella rueda los ojos.
—Si claro, un novio que discutió contigo por una gran estupidez —Levanta las manos llamando la atención de unos chicos que pasaban. Fruncieron la cara al verme. Me encogo un poco y bajo las manos de Ally para qur no atraiga más miradas.
—Eso no tiene nada que ver —Susurro arrugando la naríz.
—Stella, me has dicho que nunca Alex se había comportado contigo de ese modo —Ah, claro. La llamada de anoche cuando no podía parar de pensar en la actitud de mi novio —Así que no me digas que no tiene nada que ver —Otra vez muevo los pies deseando que se de por vencida.
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EN MIS SUEÑOS
FantasyDesde niña Stella siempre solía decir que las personas venían al mundo con una misión que cumplir. Era fiel al pensamiento de que ella también tenía algo que llevar a cabo, se lo aseguraba todas las noches frente al espejo. Esa idea cambió cuando l...