🔸 Capitulo 3: Carne.

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El gallo programado para cantar a las 7:00 am empezó a entonar su sinfonía la cuál sonaba cómo una grabación bastante antigua. Y el sol asomándose desde la ventana abierta emitía esa luz ligeramente cálida.
Es difícil saber porque pasaba todo esto cómo si fuera la vida real, pero de una forma más artificial.

Wooly despertó de su sueño, cómo siempre no recordaba nada de ello. Aún somnoliento bostezó aliviado, se estiró a modo de acomodar su cuerpo, su cuello hizo un sutil sonido de tronido.

– Ouch...– susurró, sentía el dolor de su cuello recorrer su espalda y finalmente desaparecer.

Abrió totalmente los ojos para prestar atención a su entorno, se quedó en el cuarto de Amanda.

« ESTOY EN SU CUARTO... ¡SIN PERMISO!...» pensó alterado la ovejita, el pánico invadió sus emociones haciendo que tiemble despavorido.
Salió corriendo de la habitación, cerrando la puerta sin hacer ruido para no levantar sospechas de nada.

« Menos mal no le mudé de prendas, no cerré la ventana y no hice nada más... No hay más sospechas, todo estará bien.» se dijo a si mismo, relajándose después de bajar las escaleras. «Tengo que preparar el desayuno...» Wooly no entendía el porque necesitaban comer... Comer carne para mantenerse vivos y cuerdos. Sin embargo a Wooly le desagradaba mucho la idea, así que optó por alimentarse de otras cosas, cualquier cosa que no fuera una representación en musculatura animada de... [CENSORED]

No obstante, aunque lo negara, la falta de los nutrientes y esencia de aquella carne le hacía falta a su organismo de ovino. Se sentía débil, mareado, cada segundo menos cuerdo.
Su estómago se revolvió de solo pensarlo.

Wooly suspiró pesadamente. «Sólo por hoy...» 

Se preparó mentalmente para abrir el refrigerador o sacar dos pedazos grandes de carne de [CENSORED], él solo las puso en el fregadero a esperar a que se descongelen. Todo lo hizo tan rápido, evitando de ser posible ver esa carne. La oveja se recargó de la pared conteniendo las náuseas.

Amanda bajó corriendo las escaleras, se mostraba muy emocionada y alegre.

– ¡Wooly! ¡Wooly! Volvió a suceder. –

– ... ¿Qué cosa volvió a suceder?– dijo sin mucho interés, estaba más concentrado en evitar vomitar.

– Amanecí en la cama, apesar de que me quedé dormida en la sala. ¿Fue magia? – exclamaba la niña negra en un tono alegre.

– Ah...– fué lo único que pudo decir la ovejita, el olor a la carne le repugnaba tanto que distraía su mente de lo que le decía la niña.

La chiquilla, pasó de estar contenta a estar muy enojada, se acercó furiosamente a la oveja y con un brazo le agarró el cuello, y con la otra mano las muñecas del contrario e hizo que se recargara mucho más a la pared mientas Amanda aplicaba presión.

– Hazme caso cuando te hablo. – le susurró a la oreja, en un tono de voz totalmente serio.

Wooly no pudo articular una sola palabra, sufría en silencio, dando pequeños sollozos por el dolor. En el fondo lo disfrutaba, su mente ya se estaba descomponiendo por el olor putrido y su descontrol emocional.

Entonces la niña notó su actitud, era mucho más sumiso, con la mirada perdida rogando clemencia, su respiración agitada exigiendosé respirar, el hecho de que sus piernas de borrego no podían mantenerse de pie mucho más tiempo. Amanda lo soltó finalmente, y al hacerlo, Wooly cayó al suelo, parecía muy desgastado.

Amanda volteó a todos lados, al notar el olor de la carne, su alimento favorito.

– ¡Oh! Ya veo, la carne, tu debilidad. –

Amar es sufrir. (Amanda x Wooly)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora