Prólogo

695 72 27
                                    

"Y ya no deseaba sino quedarse crucificada a la tierra, sufriendo y gozando en su carne el ir y venir de lejanas, muy lejanas mareas; sintiendo crecer la hierba, emerger islas nuevas y abrirse en otro continente la flor ignorada que no vive sino en un día de eclipse. Y sintiendo aún bullir y estallar soles, y derrumbarse, quién sabe dónde, montañas gigantes de arena".

......

°.✩┈┈∘*┈🌙┈*∘┈┈✩.°

......

Por primera vez en su vida... sentía que su suerte... se había acabado.

Desde el momento en que el veneno perforó su piel, se filtró en sus venas y avanzó por su torrente sanguíneo destruyendo todo a su paso, lo supo.

Supo que su final estaba cerca. Tan cerca que era palpable. 

—¡Yo...! —ahogándose con los borbotones de su sangre que se oxida a un alarmante ritmo, nada más que balbuceos salieron a duras penas. Lo que le hizo desistir y guardar esas escasas fuerzas hasta que pudiera pensar que quería decir. Pues serían sus últimas palabras—...yo...

Por un segundo considero escuchar a su cuerpo que le decía, le suplicaba que dejara atormentarse al resistirse a lo inminente y que se quedara desplomada como un cadáver más en el suelo. Lo más curioso es que parecía que ese repugnante dolor que torturaba su carne y huesos, no era en absoluto nuevo, como si hubiera estado ahí desde siempre, arraigado en su pecho, en sus memorias. En cada respiración. Ahora, lo aceptaba, lo veía con claridad. Siendo este de color negro, el negro mas profundo que haya visto y quizas haya existido. Quizás de este color sea la túnica que viste la muerte, se dijo al momento en que la agonía se hizo presente en todo su ser con el grito que le destrozó las cuerdas vocales.

Cuando sintió que sus extremidades la abandonaban, admitió de una vez por todas lo cansada que estaba. Cansada de lidiar con el hambre, el miedo, de pelear y pelear solamente para pelear al día siguiente. Cansada del mundo y sus habitantes. De todo.

De existir.

Capaz de percibir cómo el veneno destruye cada una de sus células, disolviendo uno a uno sus órganos, decidió utilizar esos cruciales segundos que le quedaban de lucidez, antes de que la mortal toxina tocara su cerebro. Miró a sus alrededores antes de que estos se nublaran por su debilidad. Luego de semejante desastre que hizo, al menos para llevarse una buena vista de ello como su último recuerdo.

Y ahí estaban todos. Aliados por los que soporto, enemigos a los que nunca perdonaría e incluso algunos desconocidos, viéndola. A todos los que había ayudado de corazón y hecho daño sin igual. Grabó cada uno de sus rostros y expresiones. Sinceramente esperaba ver el mismo odio que ella les dedicó alguna vez. Incluso felicidad ante su forma más grotesca.

—¿Por..q-que...? —murmuró más débil que antes.

No entendía aquello. No comprendía sus gritos desesperados que la alentaban a mantenerse consciente. A vivir. Esta era su retribución.

Entonces llegó al punto en que dejó de oír sus quejidos. Todo se tornó en tranquila, silenciosa y reconfortante oscuridad. Flotando a la deriva en la absoluta nada se cuestiono muchas cosas, como si tuviera todo el tiempo del mundo cuando en realidad ya no le quedaba ni un microsegundo. Su vida no apareció ante sus ojos como esperaba pero vaya que recordaba más de lo que quisiera.

Lo único que no era capaz de recordar al ver sus manos, sus manos sangrientas, manchadas con la vida y el lamento de cientos, es... ¿Por quién?

¿Por quién se las ensucio a ese punto? ¿Por quién inició todo esto en un principio? ¿Por quién... vivió todo este maldito tiempo?

¿Por quién... estaba muriendo?

—¡¡No!! ¡¡¡No me dejes!!!

Es verdad. Ahí lo recordó con claridad. Por quien se estaba sacrificando, por quien sacrificó su su infancia, su futuro, vida y más. Y por quien volvería a hacerlo gustosa las veces que hicieran falta para que pudiera sonreir en su lugar.

Su grito bastó para devolverle la luz a sus ojos por un instante. Los enfoco en esa sollozante persona que parecía desmoronarse al igual que su cuerpo podrido. Deseaba poder ponerse de pie, correr a consolar su desesperado llanto y susurrarle que todo estará bien.

Sin embargo, eso sería una mentira. Una demasiado grande cuando ya ni siquiera podía retorcerse. En breve pararía de sufrir. Agradecida por ello, ya no sentía más que alivio de irse y angustia por dejarle. Sin fuerza alguna, movió los labios entrecortadamente. Debía decírselo aunque eso les torturara todavía más.

—...No llores... Siempre, siempre... te amare...

Entre todas las maldiciones e ironías que pudo haber soltado, entre todas las injusticias de las que pudo haberse jactado, entre todos los mensajes que pudo haber dejado a las generaciones futuras, escogió dar ese casi inaudible murmuró como su único regalo. La despedida definitiva que eligió darle a este mundo. 

Tanto su espíritu como su cuerpo habían cedido a lo inminente. Si lo intento lo suficiente o no, sería algo que solo los dioses sabrían con seguridad, pues solo ellos reconocen la pulpa sangrienta en la que se convirtió, siendo su pequeña y cariñosa sonrisa lo último en esfumarse.

Ella y su aflicción finalmente se habían ido. Dejado atrás nada más que paz y silencio.

Y solamente quedó su historia para recordar. 

......

°.✩┈┈∘*┈🌙┈*∘┈┈✩.°

......

Insertar comentarios de miedo y/o asombro.

O lo que sea XD

ECLIPSE ⚛️Dr. Stone⚛️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora