10. la persona perfecta

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25 de Febrero 2022
Ciudad de México







𝐆𝐫𝐞𝐜𝐢𝐚 𝐌𝐚́𝐫𝐪𝐮𝐞𝐳





Tenía semanas de haberme enterado de la hermana de Josué. Doña Amelia había decidido darme espacio así yo pudiera pensar bien las cosas. Me sentía traicionada pero sobre confundida, había muchas señales que antes no me había dado cuenta pero ahora era diferente.

Cuando André vivía yo lo pintaba como el hombre perfecto. Quien no lo haría era guapo, inteligente, pero sobre todo buena persona. Eso fue lo que hizo enamorarme de él, su forma de ser, de cuidar a sus seres queridos, en la forma en la que me enseñó cómo debía ser amada.

Después de su fallecimiento, mi mundo ideal había desaparecido. El que yo llamaba "amor de mi vida" había sido llamado por Dios. Yo solo seguí luchando por nuestro hijo y por sacarme a mi misma adelante. Por dos años, yo sufrí la pérdida de mi novio, nunca pensé que me enteraría de algo así después de su fallecimiento.

Durante estas semanas pedí muchos consejos. Estaba verdaderamente perdida, era una decisión muy importante y más cuando se trataba de mi hijo. El era el ser que más amaba en el mundo y como cualquier madre en el mundo, quería tomar la decisión correcta para el.

Sacudí todos los pensamientos y me levanté para prepararme y empezar el día. Hice todas mis necesidades y de a poco fui despertando a Josué. Cuando ambos ya estábamos bastante despiertos, bajamos a la cocina para preparar el desayuno.

Unos minutos después, se escucharon los pasos de alguien más. Una buena señal de que mi hermano ya estaba preparándose para su entrenamiento. Mis padres también bajaron a desayunar mientras que Josué daba pequeños pasos detrás de ellos.

—Buenos días familia!

Mire a mi hermano menor con cara de pocos amigos.

—Buenos días hijo, como dormiste?

—Mejor que Grecia se ve.

—Son las 7 de la mañana Mateo, no voy a pelear contigo tan temprano.

El se quedó quieto viéndome.

—Ojalá mi cuñado no te vaya ver hoy.

Le hice gestos mientras que el reía.

—Cuñado? De que hables Mateo? De que habla Grecia? -preguntó mi papá.

—De Alejandro.— —De Nada.— contestamos al mismo tiempo.

—Zendejas? No andas nada perdida hija eh. -contestó mi padre riendo.

Yo no quise decir nada ni mucho menos hacerle un mal gesto a mi papá entonces mejor decidí disculparme. Junte todo lo que habíamos usado mi hijo y yo para limpiar. Al terminar subí a nuestra habitación y escogimos nuestro outfit del día.

Cuando estaba por terminar se escucharon como tocaban mi puerta.

—Puedo pasar hija?

—Pasa mamá.

Ella me sonrió y camino a mi cama para sentarse con Josué.

—Te vez hermosa hija.

—Gracias mamá.

—Perdón por lo de hace rato Grecia, ya los regañé a los dos. No tienen porque decirte esas cosas y más tu papá. El ya está grande como para andar diciendo eso.

—No te preocupes mamá. -dije con una sonrisa.- No me molesta que me digan eso, solo que estoy nerviosa porque hoy vamos a ver a Doña Amelia y no se que esperar.

Amor Verdadero | alejandro zendejas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora