𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐎

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NARRADOR OMNISCIENTE

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NARRADOR OMNISCIENTE

El chico rubio lucha por su vida, pero su oponente es mucho más fuerte que el, mareos atraviesan la mente del chico mientras lucha y suplica a su oponente lo deje ir, la debilidad en sus piernas lo hace querer flaquear, pero este se resiste, su oponente deja de golpearlo y se aleja lentamente caminando de espaldas, un viento recio aparece y las gotas de lluvia que hace unas horas se asomaban por fin comienzan a caer, el rubio pone su mano derecha sobre su estómago el cual ha sido golpeado hasta querer vomitar. Sangre comienza a salir de su boca y labios rotos, su vista se hace cada vez más y más borrosa, en el intento de levantar su cabeza y vista al frente logra ver el cuerpo de quien lo ataca, está completamente vestido de negro, pantalones negros holgados, botas y una sudadera de talla grande, todos del mismo color, una máscara negra cubría su rostro, pero elevando una de sus manos la quitó permitiéndole al chico ver su rostro, este no podía creer lo que borrosamente veía el frotó sus ojos verdes con sus dedos un par de veces y su visión logró aclararse pero la persona frente a él no cambió, era la chica linda con quién él había estado platicando en la fiesta unas horas atrás. El rubio trató de hacer memoria. Elizabeth, era el nombre de la chica que le había parecido muy amable y cortés pero resultó ser todo lo contrario ya que ahora lo atacaba.

- ¿Por qué me haces esto? - Preguntó El joven casi sin aliento.

- Tienes algo que mi bebé quiere.

Sus palabras fueron inquietantes para el rubio pues se sabía que este poseía una gran cantidad de dinero. Derrepente junto a la chica apareció alguien más, al igual que esta con ropa negra pero a diferencia de la chica con máscara esta tenía una especie de venda sobre sus ojos, el chico creyó que tal vez no veía pero resultó ver muy bien, aquella persona de ojos vendados se acercó a la chica poniendo su mano libre sobre la cadera de esta, inclinó un poco su rostro haciendo una especie de reverencia y luego dejó ver lo que su mano oculta sostenía, un cuchillo, hermoso y aterrador, comenzó a acercarse al chico rubio el cual estaba herido, él intentó levantarse pero fue en vano, la figura estaba un tanto lejos de él pero el verdadero terror apareció cuando este quitó de sí la capa y la venda permitiendo al rubio ver su sexo este comenzó a acercarse pero no de cualquier forma o como en realidad alguien camina, sino de una manera aterradora, parecía un demonio retorciéndose con pasos y movimientos que no llegaban ni a la acrobacia, ellos eran lentos, cada movimiento estaba perfectamente calculado, parecía no tener huesos la persona que los hacía, ni una muñeca de trapo o de goma podría hacer aquellos movimientos, era algo que el chico desconocía y mientras más se acercaba más miedo el rubio sentía, al estar encima de él este pudo ver sus ojos y notó que eran diferentes.

Su ojo derecho era de colores azul y un gris algo claro, mientras que el izquierdo era de colores marrón y gris oscuro. Esto atemorizó más al chico quien no sabía si alucinaba o en realidad veía, Este no dijo nada Solo se limitó a sentir sin mucho dolor el cuchillo que había atravesado sus costillas, el dolor no fue intenso parecía estar drogado pero aún así el miedo lo consumía, luego la persona sobre el sacó el cuchillo de su cuerpo y lo puso a su lado, el rubio de ojos verdes escuchó a la la joven Elizabeth decir.

- Hazlo tú. No quiero mirar. - Ella se dio la vuelta.

- ¿Qué es lo que quieres de mi? ¿Dinero? ¡Yo puedo pagarte pero déjame ir! por favor... - Lo último fue casi un susurro, el líquido carmesí salía de el y antes de quedar casi inconsciente preguntó.

- ¿Que... O quien eres? - La figura sobre el procedió a utilizar sus dedos pulgares para arrancar los verdosos ojos de este, luego tomó el cuchillo y cortó el nervio óptico de sus ojos, el rubio se quejaba del dolor pero a ella nada le importó. Colocó sus ojos en un pequeño frasco y luego respondió su pregunta diciendo:

Yo soy...

(...)

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