𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 2

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Vamos... Despierta - Decía una voz femenina a mi lado, abrí mis ojos con dificultad debido a la luz blanca frente a mí, al lograr aclarar mi visión vi a una chica frente a mí.

- ¿Despertaste?

Pregunta la chica, se me hace algo familiar pero no lo recuerdo, lo único que me parece haber visto son sus ojos ámbar. Con algo se sarcasmo y humor negro contesté.

¡No! ¡Para nada! ¡Yo aún estoy dormida! ¿¡Que no estás viendo!?

En un abrir y cerrar de ojos puse mis manos sobre su cuello y comencé a ahorcarla. Su respiración se desvanecía, el oxígeno ya no pasaba a sus pulmones mientras intentaba soltarse de mi agarre, un doctor entró y al ver la escena corrió hacia nosotras para detenernos, en realidad para detenerme pero la solté antes de que el hombre rubio pudiera haber dicho una palabra. El la tomó en sus brazos y la alejó de mi diciendo.

- Te dije que no te acercaras a ella, que no vinieras aquí. - Su voz era suave pero estaba hablando en un tono de voz muy alto y serio.

Por un par de minutos hubo un silencio, nadie pronunciaba nada, vi que el cuello de la chica comenzaba a enrojecerse y de seguro empezaba a sentir dolor. Me levanté de la cama y me acerqué a la chica para ver mejor la marca en su cuello, puse mi mano en la parte que no estaba herida inclinando y sosteniendo un poco su cabeza, el doctor estaba con sus sentidos alerta.

- No te atrevas a lastimarla - Dijo poniendo su mano suavemente en mi brazo, ignore por completo su comentario y dije.

Las marcas están comenzando a hacerse visibles, ya deben dolerte - Toco la parte que se ve más sensible.

¿Te due-? - No me dejo terminar la pregunta cuando su quejido en forma de respuesta me interrumpió. Quite mis manos del área y le dije al hombre rubio.

Busque una bolsa de hielos, necesita reducir su flujo sanguíneo y una crema árnica ayudará a disminuir el dolor. - El hombre me miraba fijamente algo impresionado, creo que no esperaba que alguien como yo supiera de estas cosas, o tal vez no esperaba que dijera eso para ayudarla cuando yo había sido la responsable de casi su muerte por ahorcamiento. Si, definitivamente la segunda opción me parecía más confiable.

El hombre no pronunciaba si quiera una palabra, me irritaba cada que una persona se quedaba sin hacer nada cuando ya antes se le había dado una orden.

¡¡Valla!!. Y tu trata de normalizar tu respiración - Dije hablando a la chica, el rubio se limitó a decir.

- No puedo dejarte sola.

Tranquilo. No le haré nada - Mentí, el hombre salió y un guardia entró para vigilarnos "Vigilarme de que no asesine a Hanna" ¿Hanna? ¿Su nombre era Hanna? ¿Y yo como sabia eso? Pero aún así me atreví a llamarla.

Hanna... - Ella se voltea hacia mi.

- ¿Si?... ¿Aún me recuerdas?

No. - Digo honestamente.

P.Sica.1.E.S.ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora