- ¿Tus hermanos? - Preguntó, su ceño se frunció levemente mostrando clara confusión.- Sip - Contesté, sabia que en su cabeza mil y un hipótesis pasaban buscando una respuesta lógica.
- ¿Y quiénes son tus hermanos? - Nuevamente volví al silencio, ni una palabra, ni un gesto, ninguna frase que Estela pudiera anotar o si quiera analizar, solo silencio aquello que más me gustaba apreciar, este silencio duró aproximadamente unos diez minutos, en aquel tiempo ella hacía preguntas, anotaba cosas en su hoja y me miraba fijamente, pero yo no le respondía.
- ¿No responderas? - Por un momento permanecí igual, pero luego le respondí.
- No. - Fue lo único que dije.
- ¿Por qué no?
- No quiero seguir hablando contigo. - Pausé - Creo que ya dije suficiente.
- Entiendo. - Fue lo único que dijo, yo sabía que ella que ella no quería que me fuera, en el fondo no quería que dejará de hablar porque con mi silencio no podría resolver sus preguntas, no podría llegar a la respuesta final, aquello que me trajo a este mundo, aquello que han estado investigando durante años, el comienzo, pero también el fin de muchos.
- ¿Puedes responder una última pregunta? - Preguntó
- No. - Negué aunque en el fondo sabía que ya le estaba respondiendo.
- ¿Por qué? - Hizo su segunda pregunta y yo le di una segunda respuesta.
- Ya respondí dos. - Me puse de pies y me dirigí a dónde se encontraba Fredd, hice mis manos un puño y juntandolos los extendí a el para que me colocara las molestas esposas. Estela no habló por un momento, Tiffany se puso de pies y fue a la mujer susurrando algo que no pude lograr entender, pero vi a Estela asentir con su cabeza para acercarse ambas a nosotros.
- Esta bien Killed, puedes irte - Se coloco junto a Fredd con un rostro serio - Encierrala. - Ordenó.
- Esta bien. - El hombre contestó y tomándome del brazo abrió la puerta del lugar.
- Pronto comenzaremos a entendernos Killed.
- Si, se acerca un día especial, las tradiciones deberían volver ¿No? - El rostro de Estela mostró confusión, su ceño se frunció levemente.
- ¿Disculpa, qué? ¿Cuál tradición? - Ladeo un poco su cabeza entre cerrando sus ojos.
- Veinte de abril - Dije con la cabeza baja casi en un susurro, salí del lugar junto a Tiffany y Fredd, me llevaron a la habitación de antes, estando allí me colocaron las cadenas y la camisa de fuerza para luego dejarme sola entre mis pensamientos, entre el silencio y la oscuridad del lugar, lo único que podía ser iluminado era gracias a aquella ventana en la pared, justo en medio de aquellas molestas cadenas color negro.
Ahí estaba yo, sola, frente aquella ventana, viendo aquel pequeño paisaje, solo alcanzaba a verse Unos cuantos árboles iluminados por la luz del sol que en algunas cuantas horas se iría, por un momento quise colocarme los auriculares para oír algo de música, pero no podía, la camisa de fuerza no me permitía moverme para tomarlos, unos cuantos minutos pasaron y decidí acostarme en aquel frío suelo, se sentía muy incómodo, pero no podía hacer más, mi cuello y mi espalda comenzaban a doler, y me cabeza igualmente dolía, sentía todo mi cuerpo sumamente pesado, como si ya casi no estuviera en mis cinco sentidos, muchas horas sentí que pasaron, en todo ese tiempo no vi a Tiffany o a Fredd venir por aquí, me sentía estresada, con hambre, sentía que me estaba desvaneciendo completamente sola, en todo aquel largo tiempo que pasó no pude dormir siquiera un poco, miles de pensamientos y planes de fugas venían a mi, pero cada uno de ellos era descartado luego de encontrar maneras de que me encontraran, o me atraparan en el intento, pero uno de ellos era el resaltante, quizás el que tenía más lógica, tenía el bosque... Podría huir por allí, intentar bajar este lugar y correr hacia el bosque... Pero aquí el problema, si escapaba al bosque... ¿Como saldría de el? Caminando en cualquier momento me atraparian. Ese era el problema, mis pensamientos fueron interrumpidas por el chillido de una puerta abriéndose, revelando el rostro de Vanessa.
- Esther... - Susurro su pequeña voz, me giré hacia ella.
- Vanessa... - Mi voz también salió casi en un susurro, la observé cerrar la puerta cuidadosamente, acercarse a mi y luego sentarse a mi lado.
- ¿Ya no me llamarás Paltitich? - Preguntó, aquello se me hizo algo gracioso así que pronuncié aquel nombre.
- Paltitich - Sonreí y ella hizo lo mismo, la luna estaba presente y su resplandor me permitía ver el rostro de la pequeña reflejándose en sus ojos.
- Vine a verte, y también porque no podía dormir ¿Puedo quedarme aquí contigo? - Preguntó con un puchero.
- Por supuesto - Accedí y ella se acostó a mi lado.
- ¿Tu tampoco puedes dormir? - Preguntó.
- No.
- ¿Podrías contarme una historia?
- ¿Una historia? - No pensé que fuera a pedir algo así.
- Mi abuela solía contarme historias para dormir, pero ella ya murió.
- Esta bien. - Acepté - Pues. Una vez un hombre tuvo una hija muy linda, este hombre era muy atento, cariñoso, la amaba demasiado, el era un buen hombre, su esposa era muy considerada, tenían tres hijos, la pequeña y dos hermanos más grandes, ellos eran una familia muy feliz, hasta que un día su hija conoció un joven muy guapo, se enamoraron, y quedó embarazada, su padre no estaba muy deacuerdo con esa unión porque aquel chico no era de buena familia, por el contrario, sus padres eran muy malos.
- Eran malas personas...
- Si, luego de que los padres del chico se enteraran de que su hijo tendría una hija con aquella joven hicieron todo lo posible por separarlos, ya que ellos tenían una chica para el, obtuvieron muy poco éxito porque su hijo en realidad estaba enamorado de esta joven, entonces ellos usaron la tradición, y cuando llegó aquella fecha, ocho meses de embarazo ya portaba la joven. Su vientre había crecido, los padres de el chico tomaron a la familia de la joven y los torturaron frente a su hijo obligándolo a gritar que no sentía nada por ellos. Pasados tres días de tortura, a las once y treinta los dejaron en el bosque para que lucharan por su vida contra lobos hambrientos, el padre de la joven intentó ayudar a su familia, pero fue en vano, el vio morir a su esposa e hijos, aún quedaba ella, su hija, corrió hacia ella para ayudarla, la pobre comenzaba a tener dolores, la bebé iba a nacer.
- ¡Ya iba a nacer! - Paltitich celebró.
- Si Paltitich - Reí por lo bajo. - El hombre luchaba contra los lobos mientras su hija intentaba tener a la bebé. Y justo cuando el reloj marcó las doce en punto. Muchos gritos se oyeron, el de aquella joven el cual el lobo mató, el llanto de la pequeña al haber nacido, el grito del hombre al ser rasguñado por un lobo en el rostro, y el de aquel joven viendo como un lobo acabó con la vida de la mujer que más amaba en el mundo.
- Eso es muy triste.
- Si, en realidad lo es. - Le di la razón.
- ¿Qué pasó después? - Me llevó a culminar la historia.
- El joven y el padre de la chica se acercaron para ayudarla, pero era muy tarde. Psica estaba muerta. El joven se llevó a la niña, y el padre de Psica se fue de allí, con el corazón completamente destruido. Los policías investigaron el caso y al saber de los lobos lo abandonaron, buscaron a la niña pero jamas la encontraron, y ahora no saben que la tienen.
- ¿Y qué fecha fue? - Preguntó.
- Veinte de abril. Mi cumpleaños.
(...)
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P.Sica.1.E.S.A
AksiMi intención nunca fue hacerle daño a las personas. Ellas me hicieron daño a mi, y por eso se los devolví, quizás esta mal... Pero no puedo hacer más. El fue quien me ayudó. El me salvó de aquel tormento, nunca imaginé lo que pronto debía hacer, per...