Las manos de Kevin se mueven inquietas por el cuerpo de Diego, sus respiraciones son aceleradas y un par de jadeos salen de vez en cuando; sus manos sujetan con firmeza la cintura de Diego quien tiene sus manos en sus mejillas y con sus dedos pulgares deja cortas caricias en sus pómulos. Ambos se alejan, no sin antes darse un casto beso, sus ojos se abren y sus miradas se conectan; Kevin se pierde en los ojos de Diego, en esos preciosos ojos bicolor y agradece a cualquier deidad por poner a Diego en su camino.
—sabes que te tienes que agachar cuando nos besamos—murmura con dulzura y diversión, su mirada recorre el rostro de Kevin y aún que se lo sepa de memoria, nunca se cansaría de verlo.
—lo sé, pero me gusta cuando me jalas para agacharme hacia ti, chaparro—su voz se escucha medio ronca y a Diego eso le encanta, le sonríe coqueto y lleva sus manos hasta la nuca de Kevin.
—¿Te burlas?—sonríe atrayéndolo más hacia él hasta que Kevin queda completamente a su altura, Kevin sonríe y roza sus labios con los de Diego.
No hay contestación alguna, Kevin acorta el poco espacio que había entre sus labios, ambos cierran sus ojos para disfrutar el contacto, Diego jala más a Kevin por la nuca para profundizar el beso y Kevin suelta un jadeo gustoso por la acción; sus manos bajan hasta llegar a las nalgas del tabasqueño, Diego suelta un jadeo y Kevin separa su boca de la Diego para empezar a repartir besos por la mandíbula bajando hasta su cuello.
—ke-kevin no, no podemos—dice Diego tratando de alejar a Kevin, pero el colimense se pega aún más a él y sus manos suben a la cintura y poco a poco comienza a introducir sus dedos dentro de la ropa interior de Diego.
Kevin se aleja del cuello y acerca nuevamente sus labios a los de Diego para dejar un beso—¿Quieres que vayamos al cuarto?—pregunta alejándose de Diego, para nuevamente empezar a repartir besos por el cuello del tabasqueño.
—n-no es eso—contesta entre suspiros, Diego toma las manos de Kevin y las lleva hasta su cintura—mañana tengo juego y no podemos hacerlo.
Kevin se detiene y lo mira confundido—¿Neta me vas a dejar así?—dice tomando la mano de Diego para ponerla en su entrepierna.
Diego aleja su mano con una mueca—¡ay Kevin!, no es para tanto—dice y Kevin hace un mohín, Diego sonríe enternecido al ver la actitud infantil de su novio—no hagas esa cara kev—deja un beso en el cachete de Kevin y se aleja—pareces un niño de 5 años, ¡Ándale pues! Ayúdame a guardar el mandado.
Diego toma una bolsa del piso y camina hacía la cocina, Kevin se limita a mirar de mala manera a Diego, toma dos bolsas y dice con molestia:—¡Miñina tingo jugo!—arremeda a Diego agudizando su voz.
—¡Kevin!
—¡Ya voy!—contesta, carga la dos bolsas y camina hacia la cocina.
Al entrar a la cocina ve a Diego acomodado unas cuantas cosas en la alacena, deja las dos bolsas en la mesa de la cocina y comienza a sacar todo su contenido.
—¿Sabes que estaba pensando?—pregunta y sin esperar una respuesta prosigue—pensaba que tal ves deberíamos de cambiar la marca de las pastas, no me gusta el sabor que tiene porqué siento que está más pastosa, ¿Si es esa la palabra?—pregunta al aire y su ceño se frunce y se contesta así mismo—no, no es esa la palabra, más bien, es que siento que sabe mucho a harina. Sé que me dijiste que todas son lo mismo, pero algo me dice que no es verdad, por eso, hoy compré una marca diferente—dice tomando el paquete de pasta, lo voltea y busca la tabla nutrimental—mira, dice que…¿Kevin me estás poniendo atención?—pregunta al ver que Kevin tenía su mirada puesta en una bolsa de espinacas.
—¿Desde cuándo hacemos eso?
Diego lo mira confundido—¿El que?
—no tener sexo antes de un partido—responde, Kevin no le había prestado atención a Diego por estar pensado en que momento (desde que estaban viviendo juntos) habían dejado de tener relaciones sexuales por tener un partido al día siguiente o con días de anticipación; siempre tenían sexo sin importar que y Kevin no estaba dispuesto a sacrificar su vida sexual por un partido, es más, ni siquiera lo haría por la copa del mundo.
