La pantalla del celular de Diego se ilumina y el típico tono de los iPhone se deja escuchar, Diego se mueve incómodo en su lugar, su ceño se frunce por la perturbación de su sueño y sin abrir sus ojos comienza a buscar su celular hasta dar con el, contesta la llamada, acerca el aparato hasta su oreja y con un murmullo modorro dice:—¿Bueno?
—¿Bueno?¿Diego?
Diego aleja el celular de su oreja, entrecierra sus ojos para ver la pantalla y en ella se puede leer “Luis Chávez”, su mirada pasa hasta la hora y puede ver qué son las 4:15 de la mañana, se sienta en la cama y acerca nuevamente el celular a su oreja.
—si, soy yo, ¿Qué pasó Luis?—murmura modorro, desde que era pequeño siempre le tomaba mucho tiempo despertar completamente y eso le costó muchos regaños de su mamá por no estar a tiempo para ir a la escuela.
—perdón que te llame tan tarde Diego, pero necesito que bajes a la recepción del edificio, Kevin se pasó un poco de copas y no puedo con él.
Diego no había entendido nada de lo que Luis le dijo, así que dando todo de sí pregunta:—claro, yo voy por él, ¿Dónde estás?—con pesadez sale de la cama, se pone sus chanclas y sale de la habitación en dirección a la sala para buscar las llaves de su carro.
—no, no, no, creo que no me entendiste Diego—replica—no tienes que ir a ningún lado, solo necesito que bajes a la recepción para que me ayudes con Kevin.
—ah ya, okay, bajo en un momento.
Diego deja aun lado las llaves del coche y en su lugar toma las del departamento, abre la puerta, toma el elevador y presiona el botón que lo lleva hasta la recepción. Diego aún se sentía dormido, sus ojos están entrecerrados porque la luz del elevador le molesta, se mira en el espejo que hay en el elevador y puede ver su cabello desaliñado, y en sus lagrimales un par de lagañas.
Las puertas del elevador se abren y lo primero que ve es a Luis parado frente a Kevin quien estaba sentado(casi a costado)y dormido en el piso, cuando Luis lo vio su mirada se iluminó y un pequeño suspiro de alivio abandona su cuerpo, a Diego le causa gracia y le sonríe.
—creí que sería algo tranquilo— comento Diego, mira a Luis y esté mismo le regresa la mirada un poco apenado, su mirada va hasta Kevin y niega—mañana va a estar todo el día quejándose como el niño chiquito que es.
—si, sobre lo de que sería tranquilo, ya sabes cómo son, al inicio todo estaba bien pero las cosas se salieron un poco de las manos y una cosa llevo a la otra y, pues, Kevin termino así—explica Luis mirando con pena a Kevin, Diego niega y le da una palmada en la espalda.
—no te preocupes por nada Luis, te agradezco que trajeras a mi wey a la casa.
—Luis ¿Ya vamos a llegar con Diego?—balbucea Kevin, Diego sonríe con ternura ante la mención de su nombre, eso sí, en su cara hay una mueca de extrañeza.
Tal vez no era el momento, pero Diego sintió un par de mariposas revolotear en su estómago al saber que aún estando alcoholizado Kevin sigue pensado en él, y pequeña sonrisa tímida se forma en su rostro.
Luis sonríe al ver cómo su amigo sigue enamorando a Diego a pesar de estar borracho.
Ambos se ponen en marcha, cada uno carga a Kevin de un lado, de tal manera que Diego lo agarra por la cintura y Luis por el hombro derecho, y los brazos de Kevin rodean el cuello de ambos hombres. Como pueden caminan hasta el elevador, Diego presiona el número de su piso y pronto las puertas se cierran.
—¿Crees que Diego se de cuenta de cómo vengo?—pregunta Kevin arrastrando las palabras.
Diego ríe junto con Luis—no, creo que por hoy Diego no se dará cuenta de nada.
