4;mírame, mi amor.

634 45 2
                                    

Las patrullas de policía no se movian del frente de nuestra casa y eso comenzaba a aterrarme. Estaba convencida de que Juan lograria hacer que nos dejaran en paz, pero por lo visto, no pensaban irse tan fácilmente.

Quería saber que era lo que ocurría en el piso de abajo, sabia que Juan estaba allí, pero también había visto por la ventana como Juan David se acercaba a donde mi mamá, ambos habían intercambiado unas palabras antes de entrar a mi casa. Las dos personas de nuestra familia que mejor se llevaban con los oficiales estaban abajo, y aun asi parecía que no lograban hacerlos entrar en razón.

Me di la vuelta, intentando no prestarle atención a las patrullas, me concentré en Franco y Gaby, ambos estaban sentados en el sofá, mi hija apoyando la cabeza en el hombro de su papá.

Estuve tentada a acercarme a ambos, pero no quería robarle a mi niña aquel momento con su papá, después de lo que había pasado, estaba segura de que el único consuelo que Gaby necesitaba era el de Franco.

Alguien tocó la puerta de mi habitación. Gaby se me adelantó y fue a ver quien era por el diminuto orificio de la cerradura.

—Es Irene—Nos tranquilizó abriendo la puerta—

Nuestra empleada entró intentando mostrarse lo más serena posible, pero era obvio que estaba tan alterada como cualquiera de nosotros.

—¿Ya se fueron? —Preguntó mi hija yendo hacia la ventana para mirar si las patrullas seguian ahí—

—¿Qué pasó Irene? ¿Que está pasando allá afuera?

—Señora Sarita, estan discutiendo en la sala...muy fuerte

No alcancé a contestar cuando Franco se puso de pie bruscamente. Me puse frente a él de inmediato, bloqueandole el paso. Estaba loco si creia que lo dejaria ir ahí abajo.

—¿¡Que haces, Franco!? —Dije intentando que no pudiera avanzar. — Franco, ¿Que vas a hacer?

—Tengo que explicarles lo que pasó —Dijo sin mirarme—

No lograba que me hiciera caso, tanto Irene como Gaby estaban intentado ayudarme a retenerlo. Si los oficiales querian llevarselo, al verlo en ese estado sin duda se lo llevarian, Franco no estaba pudiendo controlarse y yo no dudaba que podría meterse en una pelea con alguno de ellos.

—No te preocupes —Me dijo alterado — Estoy acostumbrado a esto todos los días

Estaba fuera de si.

Ni yo ni nadie en mi familia eramos extraños a los comportamientos tan impulsivos de Franco, era un Reyes, y con el paso de los años había comprendido que tanto el como sus hermanos podían tener un caracter muy fuerte, en especial cuando se trataba de solucionar algún problema familiar. Sin embargo, yo siempre había logrado calmarlo.

Esta vez era diferente, estaba como loco intentando zafarse de mi, y no me quedó más opción que empujarlo con todas mis fuerzas para que volviera a sentarse en el sofá.

—¡Ya! ¡No más! —Grité, intentando que esta vez, me hiciera caso—

Me arrepentí de inmediato de utilizar la fuerza al ver como se asustó por mi accionar y mi tono de voz. Me arrodillé Frente a él, y sentí a Gaby hacer lo mismo.

—Ya, perdón —Dije un poco más calmada, llevando una de mis manos a su mejilla para calmarlo a él también— Ya, perdón, perdón.

Seguia completamente ido, no parecía poder concentrarse en nada de lo que yo decía.

—Escuchame —Volví a hablar tomando su rostro entre mis manos, obligándole a mirarme— Escúchame, mirame, ¿si? Mirame, mi amor —Supliqué—

Intentó voltear su rostro, pero mantuve mi agarre firme, obligandolo a conectar sus ojos con los mios.

Eso fue lo único que funcionó.

Su mirada y su cuerpo comenzaron a relajarse poco a poco hasta que sentí que volvia a ser él, y que él volvia a estar consiente del lugar donde estaba.

Le sonreí suavemente, y mis manos dejaron de agarrarlo con fuerza para acariciar su mejilla. Había logrado controlarlo, y ahora solo quería demostrarle que podía bajar la guardia.

A cada segundo comprendía menos lo que le sucedía, pero al mismo tiempo, cada segundo que pasaba crecía en mi la necesidad de protegerlo como a un niño indefenso.

Recordé lo que Juan había mencionado sobre Franco, las pocas palabras que había cruzado con su hermano, y las escasas respuestas que me había dado a mi. No eran suficientes para adivinar con exactitud el lugar en donde había estado mi esposo durante tantos años, pero lo que mi cuñado había dicho, sumado a las actitudes tan extrañas de Franco, me dejaban saber que no había sido un lugar para nada agradable.

—Mi amor, ¿Estás mejor? —Le pregunté—

Asintió lentamente.

—Necesito que te quedes aqui, por favor.

—Tengo que explicarles lo que pasó.

—Yo lo haré —Aseguré poniéndome de pie— Yo voy a bajar a solucionar esto, y tu te vas a quedar aqui con Gaby un ratito, ¿si?

Gaby tomó asiento junto a su papá, abrazandolo para dejarle saber que ella se quedaría junto a él.

—Franco, ¿Me entendiste? —Pregunté ante su silencio—

Mi marido asintió. Le pedí a Irene que se quedara cerca de ellos y que le pusiera llave a la puerta. No confiaba del todo en que Gaby pudiese controlarlo, pero si no bajaba yo misma a la sala, aquella discusión entre mi familia y la policía podría durar todo el dia.

Quería asegurarme de que se habían llevado a Demetrio, y de que la policía abandonara mi casa, estaba dispuesta a echarlos a patadas si era necesario. 

from her pov (sarita y franco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora