2; nadie te va a alejar de nuestro lado

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—¿Tienes tu teléfono, mi amor? –Le pregunté a mi hija cuando nos separamos del abrazo en el que estábamos—

—Está en mi habitación. –Respondió ella aun intentando controlar sus lagrimas —¿Quieres que vaya por él?

Negué con la cabeza llevando mi mano hacia el bolsillo de mis vaqueros para buscar mi propio celular, por el tono en la voz de Gaby pude advertir que no deseaba pisar su habitación, y la verdad era que yo tampoco deseaba que lo hiciera. Tan solo pensar en que el cuerpo de Demetrio debía seguir allí, hizo que se me helara la sangre.

Durante más de una década había intentado que aquella casa fuera un lugar puro para mis hijos, que no tuviera dolorosos recuerdos como la hacienda de mi mamá, sin embargo, a partir de aquel dia no podría entrar al cuarto de Gaby sin recordar lo que acababa de pasar, seria imposible no imaginarme el rostro ensangrentado de Demetrio Jurado.

—¿Podrías llamar a tu hermano mientras veo como está tu papá? –Pedí en voz baja, mirando de reojo hacia la entrada del baño. Franco aun no había salido de allí.

—¿Crees que querrá verlo?

Suspiré. La verdad era que Andrés no había aprendido a controlar del todo sus sentimientos por Franco luego de que nos dejara, Gaby y yo lo extrañabamos horrores a cada segundo del dia, mientras que de Andrés, no sabia que podía esperarse, por momentos lo añoraba tanto como nosotras, pero también sentía un profundo rencor hacia su padre.

—No lo sé, mi amor, pero al menos merece saber que está acá.

Gaby asintió no muy segura, y desbloqueó mi celular para ir directamente a mi lista de contactos para buscar el de su hermano. La dejé sola y me encaminé hacia el baño, entré despacio a aquella habitación, Franco estaba de pie frente al espejo, pero tenia la cabeza gacha y sus manos apoyadas sobre el lavamanos.

Aun me costaba creer que había regresado. No sabia si había sido por mi, o por nuestros hijos.

Incluso podía existir la posibilidad de que hubiese regresado por otro asunto que no tuviera nada que ver con nosotros. Existian tantas explicaciones posibles que yo ya no sabia que esperar.

Avancé dos pasos hacia él, dudando sobre como debía comenzar aquella conversación.

—¡Mamá!

Reaccioné de inmediato al grito de mi hija, vi como Franco levantaba la cabeza en mi dirección, sin decirle nada fui hacia el otro lado de mi cuarto, encontrándome con Gaby en la puerta. Me acerqué a ella y pude ver el problema; El comisario Gutierrez estaba de pie en la entrada de mi habitación. Gaby me miró aterrorizada.

—Se quieren llevar a papá.

—Señora Reyes, su esposo debe acompañarnos.

Negué con la cabeza de inmediato. No tenia ni la más mínima idea de lo que sucedía con Franco, ni sabia con detalles lo que había ocurrido entre Demetrio y él, pero no iba a dejar que se lo llevaran por haber cuidado de nuestra niña.

—Retirense de mi propiedad —Exigí poniéndome de pie junto a mi hija— Franco no va a ningún lado.

—Señora Reyes...

—Gonzalo —Dije llamando la atención de mi capataz, que se encontraba detrás de ellos— Acompañe a los señores a la salida. Franco no está en condiciones de salir de la casa.

—No alargue el proceso, señora Reyes.

—Mi familia acaba de pasar por una situación más que traumática, comisario. No voy a permitir que se lo lleven en ese estado.

—Podemos darle un momento para que el señor Reyes se recupere y para que llamen a sus abogados, pero no abandonaremos la propiedad.

Asentí satisfecha. Gonzalo los guió hacia las escaleras, y le pedi a Gaby que cerrara la puerta con seguro mientras regresaba a donde estaba Franco, pero no lo encontré en el baño.

—¿Franco?

Sentí a Gaby a mi lado, la miré preocupada, no había manera de que Franco pudiera salir por otro lugar que no fuese la puerta de nuestra habitación, pero no había señales de él allí.

Gaby estuvo a punto de abrir la boca, pero le hice una seña de que callara cuando noté el brazo de Franco asomandose de la pared que dividia el baño de la ducha. Caminé los pocos pasos que me separaban de esta y lo vi, estaba recostado contra la pared, tenia los ojos cerrados y parecía que le costaba respirar, de inmediato me alarmé, temiendo que pudiera estar sintiendose mal.

—Franco, ¿Qué haces allí?

—No puedo volver allá —Susurró sin siquiera mirarme—

—¿A donde no puedes volver, mi amor?

Su actitud no dejaba de sorprenderme y espantarme en partes iguales, sus ojos, su toque y su voz me confirmaban que era mi esposo, pero su actitud no era para nada la que recordaba.

Coloqué mi mano sobre su hombro y sentí como se sobresaltaba, pero se relajó al verme.

—¿Franco?

—No... dejes que la policía me lleve —Suplicó— N-no quise sobrepasarme

¿En serio creia que existia la posibilidad de que yo permitiera que lo metieran en una patrulla? por un momento me olvidé del ambiente tenso en el que estábamos y quise bromear con él recordandole quien lo había salvado siempre que estuvo en peligro, pero al verle el rostro, no dije nada.

Estaba aterrado, y eso me sorprendió.

No era la primera vez que se enfrentaba a la policía, al comienzo de nuestra relación siempre terminaba implicado en algún problema por culpa de Fernando, y nunca había mostrado algún tipo de pánico a ser arrestado, de hecho, parecía no importarle.

—Franco, nadie te va a alejar de nuestro lado, si el oficial intenta ponerte una mano encima tendrá que enfrentarse a mi escopeta primero.

Su respiración no se relajó, pero pude ver el atisbo de una sonrisa en su rostro. Le sonreí, sin apartar mi mano de su brazo. Se sentía extraño poder tocarlo y escucharlo, todo lo que estaba sucediendo se sentía extraño.

Solo deseaba que todo pasara para poder conversar tranquilamente con él.

—¿Te sucede algo? ¿Necesitas algo? —Pregunté al ver que no se relajaba en lo más minimo—

—Estoy bien —Aseguró respirando hondo para intentar controlar su respiración—

Parecía que se había recompuesto, pero no le creia ni en lo más minimo que estaba bien. Algo muy raro, y hasta me atrevería a decir que muy malo le había pasado.

Aunque no quisiera, esta vez no le permitiría que nos mienta a ambos como la noche en que confesó que tenia que dejarme.

Lo quisiera o no, Franco tendría que decirme toda la verdad, y esperaba poder ser lo suficientemente fuerte para escucharla, fuese la que fuese.

from her pov (sarita y franco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora