Capítulo 20

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Lexa


Recuerdas el sueño que tuve sobre las flores moradas en un funeral la semana pasada?

La señora Peabody ni siquiera dijo hola. Solo empezó a hablar cuando contesté el teléfono.

—Hola señora P. —Tiré mi bolígrafo en mi escritorio y me recosté en mi silla—. Sí, por supuesto que lo recuerdo. Tuvo una fuerte premonición durante el día de que alguien iba a morir, y luego soñó con un funeral con toneladas de flores moradas.

—Ese día vomité dos veces. Pero eso podría haber sido por la cazuela de atún que este agujero infernal sirve para el almuerzo los martes. Desprecio los martes. ¿Quién demonios pensó que era una buena idea poner mayonesa en el horno de todos modos?

Me reí por primera vez el día de hoy.

—¿Y qué hay del funeral? ¿Alguien murió realmente?

—Sí. La mujer de la habitación de al lado. No despertó el domingo. Caen como moscas por aquí en verano. Dicen que en las dos semanas siguientes a la Navidad mueren más personas que en cualquier otro momento, pero no en este lugar. Es en verano, por supuesto.

—¿Había flores moradas en su funeral?

—No. No hubo un funeral. Sólo fue directo al crematorio. Los hijos no querían desperdiciar su herencia, estoy segura. Pagué por adelantado el mío para que no me engañaran. De todos modos, sólo quería decirte que tenía razón otra vez.

—No es por nada, señora P, pero vive en un centro de vivienda asistida con personas de la tercera edad que tienen problemas de salud. No estoy segura de que pueda llamar a eso una premonición.—Alcancé el café de mi escritorio.

—Eso puede ser verdad. Supongo que probablemente alguien muere cada semana en este lugar. Pero la mujer que estiró la pata se llamaba Violet.

Estaba en medio de un trago de café y lo tosí por el conducto equivocado.

—¿El nombre de la mujer era Violet?

—Umm-uhmm. Así que deja de dudar de mí, muchacha.

Hablamos durante quince minutos. La señora P me dijo que su hija la había llamado y que planeaba pasar a visitarla, aunque lo había oído varias veces, y todavía no había aparecido en todos los años que había estado hablando con ella. También se quejó del fisioterapeuta y del dentista, ambos de los cuales juró que estaban estafando su seguro porque no había nada malo en ella.

—Y ¿Cómo van las cosas con la futura señora Woods? —preguntó finalmente.

Fruncí el ceño.

—No estoy segura de que esa la captara bien. Las cosas no van como pensé que irían.

—Bueno. Los llamo como los veo. No puedo controlar si vas y arruinas las cosas. Conociste a la mujer destinada a ser tu esposa. Dios sabe que no sería la primera vez que una mujer obstinada arruina su propio futuro.

—¿Qué le hace estar tan segura de que soy yo quien está arruinando las cosas?

—Porque asumiste que estaba hablando de ti y además acabas de decir: Las cosas no van como pensé que irían.

—¿Y?

—No te sientas esperando que las cosas sucedan como te gustaría. Haces que ocurran, tonta.


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Grown Up (Clexa AU Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora