Capítulo 30

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Lexa


—¿Lexa? ¿Eres tú?

Mierda.

Había empezado a pasar por el restaurante de Raven casi todos los días, pero era la primera vez en cuatro semanas que me encontraba con ella. Di unos pasos más allá de la puerta cuando ella la abrió y me llamó.

—Oh, hola. Sólo pasaba por aquí, tengo una cita a unas cuadras de aquí o me hubiera detenido a saludar.

—Sí, claro.

Raven me dio una sonrisa sospechosa, pero no estaba segura de qué parte de mi mentira no estaba creyendo. Señaló con el pulgar hacia el restaurante que había detrás de ella.

—Estaba poniendo la mesa, preparándome para las reservaciones de la cena, cuando te vi pasar.

Asentí y metí las manos en los bolsillos realmente era una mentirosa de mierda.

—¿Cómo va todo?

Ella inclinó la cabeza.

—Bien. Ocupada ¿Tú?

—Bien. Bien. —Tenía que preguntar hubiera sido grosero no hacerlo—. ¿Cómo está Clarke?

Ella pareció pensar en la respuesta antes de hablar.

—Lo está haciendo de maravilla, le encanta su trabajo conoció a un profesor de italiano está volviendo al ritmo de las cosas.

—¿Un profesor de italiano? —Aparentemente, necesitaba que me lo explicaran.

Raven se encogió de hombros como si las siguientes palabras no me fueran a hacer sentir como si me hubiera dado una patada en las pelotas.

—Se lo está tomando con calma, por supuesto, toda la escena de citas es nueva para ella.

Tragué y asentí, pero mi expresión pasó de feliz de mentira a herida.

—Tengo que irme.

—Correcto. — Raven sonrió como si hubiera disfrutado entregando el golpe—. Tu reunión cerca de aquí, supongo que tienes muchas de esas, deberías llegar allí. Cuídate, Lexa.

Toda la noche y la mañana siguiente, fui una maldita inútil. Me senté en una reunión y leí algunos correos electrónicos, pero no podría decir de qué demonios se trataban. Afortunadamente, era viernes, salí de mi oficina a las dos en punto.

Mi asistente levantó la vista. —¿Almuerzo tarde hoy?

Agité la cabeza.

—Voy a dar una vuelta a la propiedad de Long Island City, sólo para comprobar. No regresaré, si me necesitas, puedes llamarme al celular.

—Bien. Que tengas un buen fin de semana.

—Sí. Tú también, Keana.

Caminé al trabajo, pero dejé mi auto estacionado en un garaje a unas cuadras de la oficina, como aún era temprano, logré navegar por la ciudad y salir del túnel en menos de media hora. Mi mente estaba atascada repitiendo todo sobre Clarke una y otra vez... desde el tiempo que pasamos juntas hasta lo que Raven había dicho anoche. Lo único bueno era que el tener tanta lástima de mí misma por lo que había perdido me impidió pensar en mi padre y en toda la mierda que había pasado en Chicago.

Era un día hermoso y cálido, no nos quedarían muchos de esos ahora que ya casi era mediados de octubre. Así que decidí salir de la autopista en la siguiente salida y detenerme para bajar el techo de mi convertible. Un poco de aire fresco podría ayudarme a despejar mi cabeza en la media hora de viaje. Pero cuando el techo se levantó de la parte superior de mi auto, en lugar de cielo azul, todo lo que vi fue una valla publicitaria.

Grown Up (Clexa AU Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora