Parte 1

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Luego de varias horas alborotadas, en aquella pequeña y a su vez coqueta cafetería, por fin el ambiente se había calmado. Aquel día especialmente, para suerte de los trabajadores de aquel lugar, la clientela abundaba, ya sea estudiantes que pasaban a comprar algún postre o trabajadores con inmensas ojeras que buscaban su café diario para no rendirse en sus largas jornadas laborales, absolutamente todos pasaban por allí y no era sorpresa aquello, puesto que, aparte de los increíbles postres y bebidas que ofrecían, prestaban también una excelente atención que mejoraba el humor de cualquier cliente que acudía al lugar.

Era un día caluroso, así que había sido un momento bastante sofocante cuando la clientela empezó a invadir el lugar en busca de bebidas frías o postres helados, pero eso no impidió que dejaran satisfecho hasta al último cliente que formaba la fila en espera de su pedido. Otro día exitoso.

Al ser un lugar pequeño no contaban con mucho personal, como mucho eran cuatro personas, pero puesto a que una de ellas solo asistía a medio tiempo solían ser solo tres, Athenea, una mujer de mediana estatura y cabellos rojizos con una encantadora actitud, Gustabo, rubio, ojos claros, expresión bastante seria la mayor parte del tiempo pero que al soltar una simple palabra de su boca caía bien a cualquier persona que pisaba el lugar y por último pero no por eso menos importante, Horacio, moreno, alto, sonrisa deslumbrante y unos ojos que hipnotizaban a cualquiera, aquellos tres juntos hacían de ese lugar un éxito. Amigos desde hacía años que decidieron probar suerte y definitivamente esta estuvo de su lado, ahora trabajaban felices en aquel lugar.

La pelirroja y el rubio se encontraban haciendo unos últimos postres para rellenar el mostrador que ya casi se había vaciado y Horacio aprovechó un momento para salir de la cocina y respirar un poco más de aire puro en la parte de delante. Barrió el piso aprovechando que el lugar se encontraba vacío, ordenó algunas cosas que no se encontraban en su lugar dejando todo impecable y se relajó detrás del mostrador un momento, se sentó en el taburete y apoyó la cabeza sobre el largo mueble, justo en la perfecta posición, frente al gran aire acondicionado que ambientaba el lugar, logrando así conseguir una fría brisa en todo su rostro.

Levantó nuevamente la cabeza y observó los ventanales de cristal en la parte delantera del local, observando así el parque localizado justo frente al lugar, las personas que pasaban frente a la vereda, los niños jugando en el parque, personas paseando a sus mascotas. Observó el cielo y como este empezaba a teñirse de matices naranjas "hermoso" pensó e inmediatamente de su bolsillo extrajo su móvil para fotografiar aquella bonita escena.

Al pasar su vista por el local para comprobar una vez más que todo estuviera en su lugar se fijó en las plantas que daban la bienvenida a la clientela, como el verde de estas no era el verde que le correspondía y como parecían levemente apachurradas. Rápidamente cogió una jarra de cristal que tenía cerca, la rellenó de agua y se aproximó a estas plantas para proceder a hidratarlas, para Horacio era muy importante que estas siempre mostraran fortaleza y que se vieran vivas, puesto que su madre siempre le decía que las plantas son las que traen vida e alegría a un hogar y como pasaba gran parte de su vida en ese lugar ya lo consideraba su segundo hogar.

Satisfecho con la cantidad de agua proporcionada volvió a su anterior lugar a tomar asiento un momento. Todo parecía perfecto, pero algo faltaba y fue hasta que vio a una persona pasar con auriculares puestos que se dio cuenta de lo que era, faltaba algo de ambiente, algo de música agradable.

Con su móvil ingresó a su aplicación de música favorita y buscó una playlist tranquila para escuchar, luego de pasear el dedo por cada una de las que la aplicación le sugería, se decidió por una y enseguida al fondo del lugar se escuchó un "Ya era hora macho" de parte de Gustabo, haciendo a Horacio sonreír, definitivamente con música todo era más agradable.

𝐄𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎 𝐀𝐌𝐎𝐑 • 𝐕𝐎𝐋𝐊𝐀𝐂𝐈𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora