Parte 6

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—Mamá!— Abraza efusivamente a su madre apenas la ve esperándolo en el aeropuerto.

—Cariño mío!— Le corresponde con la emoción llenando su sien con miles de besos—Mira lo mucho que has crecido mi vida!— Sus ojos llorosos examinan a su hijo y vuelve a abrazarlo conteniendo las lágrimas que amenazan por salir.

—Ay Ma, que no han pasado ni dos años desde la última vez que vine— Ríe pero no puede evitar dejarse llevar por la emoción permitiendo que algunas lágrimas se le escapasen.

—Pero ha sido una eternidad— Se separa de su hijo acunando las mejillas del moreno entre sus palmas — No llores mi niño que tu madre se ha hecho un bonito maquillaje para recibirte y harás que se me corra — Dice sin embargo las lágrimas ya habían caído y Horacio no pudo evitar volver a abrazar a esta y dejarle besos sobre su rubia cabellera.

—Te he extrañado mucho— Se separa y limpia las lágrimas tintadas de gris oscuro, por el delineador, de sus mejillas.

—Y nosotros a ti— Confiesa sorbiendo su nariz con una sonrisa de sincera felicidad.

—Hijo!— Exclama de la nada otra persona llegando y Horacio observa sobre encima del hombro de su Madre topándose con su Padre caminando a trotes hacia ellos.

—Pa!— No da ni dos pasos y Andrés los rodea con su brazos en un fuerte abrazo levantándolo levemente del suelo.

—Joder que pesado estas!— Se queja bajando al menor pero sin separarse de aquel abrazo— Bienvenido a casa mon petit géant (Mi pequeño gigante)— Le dice para por fin separarse levemente y observar el rostro de su hijo más pequeño. Cogió sus mejillas y ladeo su rostro de un lado al otro buscando algún cambio— Estas igualito a la última vez que nos visitaste.

—Gracias Papá y sí, no he cambiado nada, sin embargo tú — Le observa con una ceja levantada— Y ese piercing en la oreja?— Inquiere ladeando el rostro de su padre para observar aquel brillante metal— Esto es nuevo.

—No me lo recuerdes!— Exclama este suspirando— Perdí una apuesta con tu hermana— Confiesa dramatizando levemente.

—Si ya decía yo que no era algo que se te ocurriría a ti— Ríe enternecido, a su padre se le notaban algunas arruguitas más alrededor de los ojos.

—Horacio!— Vuelve a exclamar alargando la "o" del nombre de su hijo, feliz de tenerlo consigo nuevamente— Vamos a casa— Con una mano coge la maleta del menor —allons-y Mon chéri (Vámonos cariño mío)— Se dirige ahora a Charlotte y esta camina hacia ellos caminando pegado a Horacio quien la había sujetado de la cintura para que caminasen a la par junto a su padre que lo tenía cogido por los hombros, definitivamente extrañaba a su familia y el cariño que les daban.

No tardaron mucho en llegar hasta la casa de la familia Pérez-Laurent, los padres del menor de los hijos le pidieron a este que se adelantaran y ellos se encargarían de bajar sus cosas y por la insistencia de estos terminó aceptando.

Abrió la puerta de su casa y por dentro estaba totalmente a obscuras, a pesar de que era de día, debido a que todo se encontraba cerrado, la obscuridad abundaba aquella casa.

Buscó con una de sus manos el interruptor para que las luces encendieras y apenas dio con este la luz se hizo y a la vez un barullo de un cañón de confeti junto a su familia gritando un "Bienvenido" a todo pulmón.

Parpadeó varias veces entendiendo lo que pasaba y antes de poder reaccionar sobre él estaba su hermana y sobrina apagándose a él hasta hacerle caer al suelo, sin embargo no le importó por toda la felicidad que sentía en el pecho.

𝐄𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎 𝐀𝐌𝐎𝐑 • 𝐕𝐎𝐋𝐊𝐀𝐂𝐈𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora