Preámbulo

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La noche es oscura, algunas estrellas titilan en el cielo y aquella pequeña franja de luna es apenas visible, la única ventaja es que los cielos de julio siempre están muy despejados.

Entre las calles abandonadas, una sombra encapuchada corre lo más aprisa que sus piernas se lo permiten y se detiene frente a un oscuro y sucio callejón, el viento sopla y tira la capucha dejando ver a un chico de unos dieciséis años con alborotados cabellos marrones.

El chico mira temeroso a ambos lados de la calle y se muerde el labio inferior con nerviosismo; el camino de la calle es muy largo y le llevará mucho tiempo llegar a casa, debe llegar pronto con su madre, sin embargo, el callejón es sentencia de muerte, más en esta noche.

Preso de la desesperación se anima a entrar en el callejón, corre apresurado y salta intentando tomar el borde del muro que lo separa de la calle rumbo a su casa, sin embargo, un sonido extraño acompaña una sensación fría pasando a su lado haciéndolo soltar este y resbalar.

Él da media vuelta, no hay rastro de nada en el callejón pero ese sonido y esa sensación vuelve a aparecer, cuando está por dar la vuelta nota que sus pies están clavados al suelo.

—No, no, no —murmura intentando mover los pies y el frío penetrante se siente a través de su calzado —¡No, por favor, no! ¡Mamá!

—¿Mamá? —escucha frente a él, es una voz dulce y cantarina, infantil.

—¿Qué? ¿Quién está ahí? —pregunta el chico asustado —¿Qué eres?

Un par de ojos aparecen en la oscuridad, la frialdad y el odio que estos emanan cala hasta los huesos, además de que esa imagen se quedaría grabada en la mente de cualquiera que la viera, brillantes y de un azul hielo tan claro que seguramente refleja el sol durante el día, pero lo que los hace tan característicos son unas finas líneas blancas dentro de estos que dan la sensación de estar quebrándose al igual que un bloque.

—¿Qué haces aquí? —escupe con ira una voz mientras esos ojos se contraen —¿A qué viniste?

—Disculpa, de verdad, por favor —suplica el chico totalmente aterrorizado —Yo solo quería llegar rápido a casa, mi mamá me necesita, morirá

La expresión de aquellos ojos cambia drásticamente y de pronto desaparecen en la oscuridad.

—¿Hola?

Un ruido extraño interrumpe al chico y de pronto siente cómo sus pies empiezan a soltarse de aquella roca que lo mantiene clavado al suelo.

—Sube —ordena aquella voz desde la oscuridad y empieza a ver una pequeña sombra trepar por el muro.

Aún un poco asustado, el chico se dispone a seguir a aquella sombra, al llegar a lo alto del muro, lo único que puede ver es una pequeña silueta cubierta por una capucha igual a la suya pero notablemente desgastada.

—¿A dónde vas? —pregunta la silueta.

—Allá, la casa de los faroles —apunta el castaño.

Todas las casas al otro lado del pequeño pueblo del callejón son, además de bastante amplias, muy hermosas; aún así, entre todas estas, una se destaca por mucho, un patio bastante amplio rodea una casa de unos dos o tres pisos de alto con la fachada de color celeste, flotando a un lado de la puerta de abedul negro con detalles en dorado hay un par de faroles que imitan la forma de unos lirios blancos pero transparentes que emanan luz amarilla, haciendo que el lugar resalte en la noche.

—Vete —escupe el monstruo sin escrúpulos haciendo que el chico volteé sorprendido.

—¿En serio? —pregunta incrédulo.

—Corre —ordena este —Antes de que cambie de opinión

El chico está a punto de saltar cuando sopla una fuerte corriente de viento tirando la capucha del monstruo, este gira la cabeza rápidamente pero lo que el chico vió fue suficiente para dejarlo clavado donde está.

—Eres un... —el chico se interrumpe aún incrédulo y el monstruo rendido vuelve la cabeza hacia él.

—Un niño —termina viéndolo.

El chico no puede creer lo que ve, aquella cosa a la que tanto terror se le tiene está expuesta frente a él y es completamente inofensiva. Un niño de no más de nueve años con las mejillas hundidas, la piel blanca como la nieve y los ojos azules con esas marcas blancas, su cabello es de un color castaño cobre muy cálido y tiene mechones blancos dispersos alrededor de este.

—¿Cuántos años tienes? —cuestiona el castaño con la boca medianamente abierta por la sorpresa.

—Ocho —murmura el niño bajando la vista.

—¿Estás bien? —inquiere el otro estirando un brazo hacia él, al notarlo el niño se aleja asustado —Tranquilo, no te haré daño

El niño lo mira con miedo y desconfianza y se acurruca lejos de él, el muchacho asiente lentamente.

—Oye, confía en mí, no quiero lastimarte —asegura el chico dejando su mano extendida con la palma hacia arriba —Soy Gael, ¿y tú?

El niño solo niega con la cabeza aún desconfiado, pero levanta de forma sutil una mano dudando si darla o no, entonces Gael nota que trae las manos cubiertas de tela, simulando un par de guantes.

—¿Tienes miedo? —pregunta suave, el niño asiente —¿Tienes hambre?

—Sí —exclama el niño.

Gael mira con atención al niño y saca de su túnica una pequeña fruta color vino con unas pocas espinas, se las arranca y la entrega al niño, el cual empieza a comer con voracidad bajo la atenta mirada del castaño, este empieza a ver sombras a un lado de él, un par de sombras idénticas que le son muy familiares y dos desconocidas, él sonríe y exhala un suspiro.

—Oye, ¿qué te parece si después vuelvo y te traigo algo de comer? —propone y el niño alza la vista ilusionado —Puedo traer a mis hermanos si quieres

—¿Tienes hermanos? —pregunta el niño.

—Por ahora, tres —responde Gael —Pronto serán cuatro, dos tienen tu edad

El niño sonríe ante la proposición pero no dice nada.

—¿Te gustaría? —insiste Gael y el niño empieza a asentir.

—¡Sí! —afirma el pequeño con esa voz infantil que había escuchado al principio.

—De acuerdo pequeño —Gael se sienta en la orilla del muro dispuesto a saltar —Espérame, volveré pronto, lo prometo

El chico salta y echa a correr rumbo a casa, el niño abre la boca con intención de gritar su nombre, pero el miedo y la distancia le gana, conformándose con despedirse con su mano cuando el chico voltea hacia él...

Valerius: Leyendas y Dones de BrujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora