Siempre está ahí

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Era ya media semana, habían terminado las clases y Lázaro y Eveldrith caminan por el patio rumbo a su dormitorio.

—Hablo en serio Eveldrith, siempre está ahí, es preocupante —reclama Lázaro haciendo énfasis en lo que dice con sus manos.

—Lázaro, seguramente estás siendo paranoico, para variar —refuta Eveldrith con fastidio, es la tercera vez en la semana que tienen esa conversación —Seguro es coincidencia

—No es coincidencia, lo sé, busca algo —insiste Lázaro haciendo que Eveldrith exhale un grito de frustración.

—A ver... wow

La respuesta de Eveldrith se ve interrumpida por el fuerte sonido de unas alas siendo sacudidas frente a ellos, cuando el polvo se disipa, ven a Dorian sacudiendo su ropa.

—Hola chicos, perdón, no quería asustarlos —saluda con su típica sonrisa bromista.

—Hola Dorian —responde Lázaro copiando la sonrisa de su compañero —Está bien, no te preocupes

—¿Dónde está tu hermano? —cuestiona Eveldrith confundido al no ver a Alex cerca.

—Oh, no debe tardar, venía por a... 

—¡Cuidado! 

Alex aparece patinándose por el suelo sin control hasta chocar de lleno con su hermano tirándolos al suelo a ambos, otra vez.

—¡ALEX! —grita Dorian con molestia desde el suelo mientras el aludido se levanta.

—Perdón —contesta este apenado estirando sus brazos para levantar al menor.

—¡Siempre haces lo mismo! —reclama Dorian con evidente frustración —Tienes prohibido volver a usar trucos para nuestras carreras

—Tú no tienes derecho a prohibirme nada, el mayor soy yo —presume Alex sacándole la lengua a su hermano que se contenta con enseñarle fugazmente el dedo medio —Hola chicos, perdón por eso

—Está bien —afirma Eveldrith con tranquilidad.

—No chocaste contra nosotros —secunda Lázaro encogiéndose de hombros y ganándose una mueca de fastidio de parte del menor de los gemelos.

—¿De qué hablaban? —cuestiona Dorian antes de empezar a caminar hacia el dormitorio y qué el resto lo siga.

—Le estoy diciendo a Lázaro que es un paranoico —explica simple Eveldrith.

—¡No es paranoia, hablo en serio! —repite Lázaro frustrado.

—¿Qué pasa? —pregunta Alex.

—Todos los días a la hora del descanso y cuando acaban las clases hay un chico...

—No sabes si es el mismo chico —interviene Eveldrith —Nunca le has visto la cara

—¡Es el mismo chico! —asegura Lázaro —Misma túnica medio desgastada, mismo emblema azul, misma pose tiesa y todo; no puede haber dos o más personas tan iguales, menos en un lugar donde no hay ni 500 personas

—Tal vez tenga un amigo o un hermano en tu grupo y lo espera —comenta Alex —¿Es de otro grado?

—¡No! Si no tuviera la túnica podría pensar que es hijo de un maestro, mugroso escuincle, es como de este tamaño —Lázaro coloca su mano estirada frente a él a la altura de su diafragma —Por pura estatura tiene como doce años; osea que por mucho es de nuestra edad

—Pues quizás sí es hijo de uno de tus maestros —propone Dorian.

—La maestra Lirian tiene veintitrés años y mi mentor tiene treinta —rebate Lázaro —Honestamente lo dudo mucho

Valerius: Leyendas y Dones de BrujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora