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❛내가 나이가 들면, 나는 네 곁에 있을 거야. 내가 아직도 너를 얼마나 사랑하는지 상기시켜줄게❜ ────⋆ ۪☆ .────
Los sábados eran el día favorito de la semana de Juyeon, sin trabajo en el garaje. Ese sábado en particular fue diferente, ese sábado él tenía un chico a su lado en su dormitorio.
⸺¿Cómo terminé contigo, otra vez?⸺ Preguntó Changmin, apoyándose en el alféizar de la ventana.
⸺Querías ver mi colección de discos.⸺ Juyeon sonrió y tomó sus cigarrillos de la parte superior de su cómoda.
Habían estado en el salón de tatuajes al final del día, solo hablando y hablando, hasta que la tarde se fue acabando. Juyeon se había convertido en un visitante frecuente, pero ahora no solo para mirar los diseños. Había mencionado su colección de discos en algún lugar de la conversación.
⸺Me gustaría ver eso.⸺ había dicho su amigo.
⸺Puedo mostrártelo, si quieres.⸺ le había respondido Juyeon inocentemente.
Habían abierto la ventana del dormitorio para dejar entrar el aire de verano, la brisa que soplaba desde las calles grises de abajo y les revolvía el pelo. Changmin se sentó en un taburete que Juyeon había arrastrado y él en una vieja caja de madera que había volcado para hacer una silla temporal.
⸺Nunca había visto una colección tan grande.⸺ reflexionó el chico, señalando con la cabeza el estante de vinilo que cubría toda una pared.
El amor de Juyeon por la música comenzó cuando era un adolescente. Había comprado su primer álbum de Queen cuando tenía dieciséis años, en ese entonces se había hablado mucho de ellos, pero él nunca les prestó atención. Una vez, había escuchado una canción en particular en la radio, una que le trajo recuerdos agridulces de sus propios sentimientos, como si el cantante hubiese escrito lo que él nunca pudo decir, y allí fué cuando entendió porqué los jóvenes de ese entonces estaban tan encantados.
La tienda estaba en la parte concurrida del centro de la ciudad, y Juyeon iba allí para mirar los cuarenta mejores álbumes en los estantes al frente de la tienda. Usaría su mesada para pagar las canciones que escuchaba en la radio. Le encantaban, la emoción de voltear el disco y el arte que adornaba una edición limitada.
Comenzaron a amontonarse en su escritorio, álbumes de muchas más bandas, eventualmente ocupando todo el espacio en su estantería.
La música podía llegar sin consecuencias, o podía predicar la anarquía y la rebelión. Podría ser crudo y desde el corazón. A Juyeon le gustaba más esa música. Música que era romántica en un sentido, idealista, que exploraba el yo y unía a las personas, no las separaba.
Todos querían ser como la gente de esas canciones.
Les dio algo de esperanza.
Juyeon abrió sus cigarrillos y se los tendió, solo para ser empujado hacia atrás cuando Changmin sacó una caja idéntica para él.
