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Oemis.
Enredo la toalla a mi cuerpo mientras lentamente sonrió. Me acerco al espejo y me miro, doblo levemente mi cuello y observo la marca.
Se ve horrible, dos agujeros negros, con una mezcla de violeta y verde alrededor. No duele, pero siento un hormigueo.
Y se expande aveces, tomando forma de ramas hasta el centro de mis piernas. Es extraño, es cada vez que pienso en Hyunjin. Pero no entiendo muy bien el por qué.
Pero ahora, estoy tan aliviada. Me siento mucho mejor, mas energética, mas yo. Cuando dormí, lo hice plácidamente, sin ninguna maldita pesadilla.
Y cuando vi a Hyunjin, no sentía las sensaciones que antes si. Ahora solo buenas. Incluso mas deseo de estar con el, en todo sentido.
Suspiro y luego me apresuro a cambiarme. Abro la puerta del baño y frunzo el ceño. Empiezo a caminar y junto cada tanto mis piernas.
Demonios.
No se como explicar la manera en la que me siento. ¿Excitada?, ¿acalorada?, no lo se, pero nubla mi mente de manera extraña.
Salgo de la habitación y bajo las escaleras. Camino hacia la cocina donde se escuchan las voces. Me adentro y me quedo unos segundos parada. Key y Yunho comen desesperadamente mientras que Hyunjin intenta alimentar a Hani quien se encuentra sentada en su sillita de bebé.
Sonrió al ver a Hani reírse y alejarle la cuchara. Ella piensa que esta jugando pero Hyunjin esta a punto de rugir como un perrito enojado.
Me acerco a el y levanta la vista hacia a mi.
Le quito suavemente la cuchara de sus manos y miro a Hani, introduzco la cuchara en su boca y para de mover las manos, concentrándose en comer.
Sonrió y luego me sobresalto al sentir una mano en mi cintura. Levanto levemente mi cabeza, observo la sonrisa de Hyunjin e inevitablemente sonrió.
Vuelvo a alimentar a Hani y frunzo levemente el ceño al sentir de vuelta el hormigueo de antes. Segundos después siento la mano de Hyunjin bajar mas, hasta posarse en el inicio de mi trasero.
Miro a los niños pero estos están lejanos peleando por su comida. Mi mano tiembla levemente cuando la suya baja mas, dejo la cuchara en la mesa y aprieto mis puños. Su mano termina de bajar y alarga su dedo del medio hasta terminar en mi entrepierta. Trago saliva con dificultad cuando empieza a moverlo.
Maldito, no puede estar haciéndome esto en frente de los niños. Levanto mi mirada y conecto mis ojos con los suyos. Levanta su comisura, sabiendo que esto esta mal igualmente me mira con esa mirada lobuna.
Entrecierro los ojos pero luego los cierro unos segundos cuando aumenta sus movimientos. Mis piernas se cierran inevitablemente al mismo tiempo que usa el dedo indice. Aprieto mis puños y bajo la cabeza.
