Entre las Páginas y la Realidad

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Había una vez dos mejores amigos llamados Emma y Lucas. Desde el momento en que se conocieron, supieron que estaban destinados a ser inseparables. Juntos reían, soñaban y superaban los desafíos que la vida les presentaba. Sin embargo, un día el destino decidió intervenir y les mostró lo efímero de su amistad.

Las circunstancias los separaron físicamente, ya que Emma se mudó a una ciudad lejana debido al trabajo de sus padres. La distancia comenzó a pesarles, y aunque prometieron mantenerse en contacto, poco a poco las llamadas se hicieron menos frecuentes. El tiempo y la distancia los alejaron sin que pudieran hacer nada al respecto.

Emma, desafortunadamente, comenzó a sufrir el tormento del acoso escolar. En su nueva escuela, se convirtió en el blanco de burlas y humillaciones constantes. Los días se volvieron oscuros y solitarios para ella, mientras la confianza en sí misma se desvanecía. A medida que su espíritu se debilitaba, Emma se sumergió en un mar de tristeza y desesperanza.

Por otro lado, Lucas, sin la influencia positiva de Emma, comenzó a descarriarse por caminos oscuros. Se vio tentado por las malas compañías y se adentró en un mundo lleno de adicciones y actos ilegales. En su desesperación por encontrar un lugar donde encajar, se alejó de sus sueños y aspiraciones, dejando que la oscuridad consumiera su alma.

Pasaron varios años hasta que, por casualidad, Emma y Lucas se encontraron en una estación de tren. El destino les dio una segunda oportunidad para volver a conectarse. Al principio, la alegría de verse mutuamente se reflejó en sus rostros, pero pronto se dieron cuenta de que ambos habían sido quebrantados por las experiencias vividas.

Sentados en un banco, los dos amigos compartieron sus historias, derramando lágrimas por las heridas que habían sufrido y las oportunidades perdidas. Aunque se aferraron a la esperanza de que las cosas podrían ser diferentes, el destino ya había escrito su cruel desenlace. Sus vidas habían sido arrastradas por corrientes incontrolables.

Cuando llegó el momento de despedirse, una profunda tristeza envolvió sus corazones. Sabían que no podían cambiar su destino, que estaba escrito con tinta indeleble. Emma y Lucas se abrazaron con fuerza, sabiendo que era el último adiós. El peso del tiempo perdido y las promesas rotas llenaron el aire mientras se separaban.

"En un mundo tan grande, dos almas destinadas a encontrarse se perdieron en la inmensidad del tiempo, condenadas a una tristeza eterna en la que sus corazones anhelarán para siempre lo que pudo haber sido".

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