dos: diecinueve y quince.

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-¡feliz cumpleaños, caelus!- marzo lo abraza con mucha fuerza atrayendolo a su cuerpo.

este día tan festivo era el cumpleaños de caelus que apenas había cumplido quince años de edad. para su sorpresa que creyó por un momento que nada de esto pasaría, danheng se a vuelto muy cercano a lo largo de estos dos años. iba más seguido a casa y incluso lo ayudaba con sus deberes a pesar de que al estar un grado más superior y se le dificultaba las actividades, danheng estaba ahí para él. y claro... su enamoramiento seguía intacto como el primer día en que lo vio. ahora no sentía la necesidad de esconderse -prácticamente él y marzo no lo hacían, eran un par de obvios- en cuanto veían a danheng cuando entrenaba. el mayor cuando los encontraba en su respectivo lugar saludaba a los dos jóvenes. marzo sonriente como siempre y caelus sonrojandose a la vez que respondía el saludo.

en cuanto marzo, caelus a visto como su mejor amiga se esmera en impresionar a su hermana con muchas cosas randoms de su vida. a pesar de que stelle se sintiera reacia a lo que fuera a mostrarle o decir marzo, no pudo evitar contenerse por esa energía acumulante en su cuerpo y la preciosidad de su sonrisa. aún así caelus veía como su hermana se la ponía difícil pero para marzo no era un problema o un factor grande en su vida. ella seguía y seguía insistiendo. marzo quería asegurarse de ganarse el corazón duro de la chica. y su mejor amigo estaba de acuerdo ya que tener a marzo más cerca de su vida significa más diversión y pasar más tiempo hablando de sus intentos de romance. ¡todo era espectacular!

hasta que claro, la diversión acaba en sí.

danheng había comenzado a salir con una joven y bonita chica. se deprimió bastante y incluso stelle fue quien le dio la noticia antes que danheng. ese día caelus sintió que todo su esfuerzo que aunque haya sido poco se había derrumbado por completo. stelle ese día lo abrazo con mucha fuerza y se quedaron el tiempo que caelus creía suficiente para calmar su pobre y lastimado corazón. para los próximos días danheng había tardado un poco en presentarle a la chica, esta se llamaba asta. no podía odiarla ni siquiera echarle una de las peores envidias por que ella era un amor, amable y tan simpática que no podía hacerlo. si lo hacía era para sentirse culpable. por qué no era culpa de la novia de danheng y menos de él.

-¡pide un deseo caelus!

cierto. despertó de su ensoñación cuando su padre, blade, le hablo. recuerda sutilmente como su compañera que se sentaba a dos mesas atrás de él, mona, le había dicho que pedir un deseo no era la mejor opción y que era mejor desear que todo lo malo se vaya de su vida. en su momento fue raro por que no era esa clase de persona que estaba muy metido con la astrología, tarot y brujería. ella si lo estaba y siempre le comentaba una que otra cosa a caelus y marzo. prefirió hacerle caso a su compañera y deseo que todo mal y envidia no pertubara en su familia y a sus amigos. dicho aquello en su mente soplo la vela después de escuchar como todos aplaudían sonriendo. miro a su madre kafka que lo grababa sonriendo, a de ser con el pensamiento de cuanto había crecido su hijo durante los años. luego miró a su padre blade al lado de su padrastro, jingyuan. que sonreían sin dejar de mirarlo. finalmente sus ojos caen en danheng quien se acerca a él abrazando su cuerpo y entregándole una pequeña cajita, envuelto con papel de regalo, estos tenían conejitos. caelus lo recibe y se sonroja.

-no era necesario danheng...

-lo es cuando se trata de ti, ahora ábrelo.

aquel comentario hizo saltar su corazón. podía estar lastimado, magullado, destrozado o cualquier cosa que se les pueda ocurrir. y aún así caelus siente como todo mal estar se va de su cuerpo apenas danheng le da una muestra de cariño, así de mínimo. por que caelus sabe que cualquier cosa que salga de la boca de danheng significa caer una vez más en sus encantos por más que este no tenga conocimiento de los sentimientos del menor. sin más abre la pequeña caja, observando una pulsera con la inicial D colgando. caelus se siente confundido y cuando levanta la mirada para consultarle al mayor puede ver como le muestra que en su muñeca tiene una pulsera con la inicial C. danheng sonríe y caelus no puede creerlo. ¿acaso dan...

-deja que te ayude.

el mayor agarra la pulsera y se la coloca en cuestión de segundos en la muñeca de caelus, este no protesto y se dejó hacer. muy feliz por el regalo y por el simple echo de lo que podía significar para ambos este regalo. danheng observa una vez más a caelus y le sonríe sin apartar su mano de su muñeca y como siente su pulgar acariciar su piel, oh no... caelus se sonroja y balbucea sílabas inentendible. un chasquido lo trae a la realidad, es arlan.

-¡vamos chicos, a comer!- habla emocionado el moreno. caelus asiente y danheng se aparta dando pasos hacia otro lado de la habitación.

comenzó cortando la torta sin quitar el echo de que perdió la noción del tiempo debido al regalo de danheng. la fiesta seguía normal pero cuando fijo su mirada en su madre dispuesto a entregarle la ración, ella lo observaba confundida y tenía un gesto que no supo descifrar, algo estaba pasando y no sabía la causa.
no quiso darle vueltas al asunto cuando finalmente todos comían de la torta, la música estaba un poco alto pero era lo suficientemente bajo para poder escuchar que los demás se hablaban entre sí de cualquier tema de conversación.
a más tardar después de una hora todos se habían ido incluso danheng y marzo, stelle y caelus estaban concentrados limpiando en la cocina cuando de pronto los pasos de su madre ingresa a la cocina, con un aura impontente que no sabían la causa. stelle es la primera en hablar.

-¿mamá?

-¿desde cuándo te gusta danheng?- la pregunta no cayó a stelle, sino que para caelus quien dejó con cuidado el vaso dentro de la pileta y se quito los guantes con sumo cuidado.

su cuerpo temblaba, no sabía como es que había sido descubierto.

-n-no se de que hablas mamá...

-no me veas la cara de estúpida. lo vi, vi como te perdiste en él apenas te entrego el regalo. te sonrojaste y balbuceabas no se que cosa.- kafka lleva su mano a su frente frotando levemente. - ¿eres consiente de que eres menor de edad aún?

-lo siento mamá, no era mi intención. yo... no le e dicho anda a danheng sobre lo que siento. solo somos amigos. además él no se fijaría en mi.- hablo caelus, sintiéndose mal. era la primera vez que kafka se ponía así.

-¡y es lo ideal! que no lo haga, ¿sabes por qué? por qué para la sociedad está diferencia de edad esta muy mal vista. imagínate saliendo con él, la policía lo puede meter preso y llamarlo pedofilo por estar con un menor.- kafka se acerca y se agacha frente a caelus, aún sabiendo que era más alto qué ella. lo toma por los hombros abrazándolo. -quiero que sepas que en el amor no hay edad pero mientras que no cumplas la mayoría de edad no puedes involucrarte de forma romántica con danheng. si te pasa algo a ti me muero.- aparta su cabeza del hombro para mirar al joven. le sonríe y le propina un beso en su frente. -debiste haber confiado en mi para decirme aquello. cuando lo descubrí me enoje muchísimo pero ahora estoy tranquila y relajada.

caelus abraza con fuerza a su madre. tal vez aún tratando de procesar como había sido descubierto y el regaño de su madre debido al sentimiento de amor hacia danheng. stelle sigue ahí observando la escena, kafka mira a su hija y frunce las cejas inmediatamente.

-y tu, asalta cunas. hablaré contigo más tarde.

el menor se separa de su madre para ver a stelle que tiene sus orbitas abiertos, sorprendida. ninguno se iba a salvar del regaño de su madre.

𝐜𝐫𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐚𝐦𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora