tres: veintiuno y diecisiete.

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–ten tu multa por andar merodeando por los pasillos en horario de clase.

–¿y vos qué? tenes que estar en clase por igual.– reprocha caelus. estaba cansado...

la jovencita herta ignora el comentario de caelus, como siempre. herta era una estudiante con ciertos privilegios en la institución y era concejal y presidenta de su clase. por desgracia comparten el mismo curso.
la simple razón por la que andaba por los pasillos era por que había ido al baño pero cree firmemente en que herta lo odia en todo los sentidos que uno puede llegar a encontrar. así que sin más agarro el papel quitandoselo de la mano, siendo brusco en el movimiento. caelus suspira yendo a la oficina de la directora, ninguang. se queda en el asiento esperando mientras ve como la secretaria beidou le sonríe.

–¿herta de nuevo?–pregunta aunque ya sabe la respuesta. caelus asiente cerrando los ojos.

–me odia esa mocosa.

puede escuchar la risa de beidou. sonríe por que sabe que herta solo hace su trabajo pero era el alumno con más regularidad que va a la oficina de ninguang y beidou, quien era su secretaria, ya sabía como era la actitud de la jovencita.

–¿cuándo le dirás a danheng sobre tus sentimientos?

aquel comentario le hace fruncir las cejas, chasquea esta vez abriendo los ojos y parándose del asiento. beidou lo sigue con la mirada.

–me siento listo pero no encuentro el momento adecuado. además...

–sigues siendo menor de edad.

–exacto.

ambos se quedan en silencio hasta que beidou suelta un suspiro y parece meditar, como queriendo decir algo pero no está completamente segura de sus palabras. caelus la mira esperando hasta que la puerta de la oficina de la directora se abre.

–hola caelus, ya puedes pasar.

beidou quien en breve minutos estuvo en silencio le desea mucha suerte a caelus formulando con sus labios sin emitir un sonido. caelus capta el mensaje y le agradece devolviendole una sonrisa. finalmente cruza la puerta de la directora y está se cierra por la señorita ninguang. ya conoce los pasos así que sin esperar que ninguang le pida cordialmente a que se siente, caelus lo hace y la mujer va a su respectivo lugar frente a su escritorio a sentarse.

–¿qué pasó con herta?

caelus suspira. desde que tiene uso de razón, herta siempre lo a mandado a dirección por lo más mínimo y la directora a este punto ya no le presta atención el porque su llegada en su oficina. además de ir constantemente caelus y ninguang se llevan bien, al punto que ninguang pidió amablemente que la próxima se siente en la silla sin esperar que le diera el permiso. al inicio caelus no esperaba muchísima confianza, seguía esperando a que le cediera el asiento hasta que lo regaño y ahora solo ingresa y se sienta en la silla a hablar del asunto o simplemente hablan de cualquier cosa.

–en realidad nada. iba saliendo del baño cuando me detuvo.

–ah, solo eso.– dice sin problema. lo siguiente que ve es como abre el cajón de su escritorio y saca dos chupetines. se lo entrega a caelus. comienza a escribir en un papel rápidamente, dejando su firma y un sello a su lado. –ve a clases y dile a herta que la directora la está esperando.– estirando el brazo entregándole el papel. –le entregas este papel a tu profesor sobre tu ausencia. puedes retirarte.

caelus asiente y se despide de la directora saliendo de su oficina. se despide de beidou que escribe en el teclado y va directo a su salón. habla con el profesor entregándole el papel y le avisa sobre la presencia de herta en la oficina de la directora. cuando la jovencita se va y las horas pasan. caelus y marzo se enteran de que le retiraron a herta el puesto de concejal y presidenta de clases. había escuchado que después de que se supo su falta de puesto herta se encerró en el baño y se quedó todo el rato llorando. hasta que apareció el conserje abriendo la puerta y echando a la chica del baño. caelus se sintió mal, por que esto se debía a él, no se quería excusar con que ya estaba harto del trato –aunque era así– pero de un día para otro que le quiten el puesto le a caído como un balde de agua fría.

𝐜𝐫𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐚𝐦𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora