Memorias.•Off-Gun•

El regalo

Amar, Honrar y Obedecer

Esta era, de lejos, la polla más grande que gun había visto jamás.

Polla falsa.

Real o de goma, el primer pensamiento de gun fue: "¿ Cómo diablos va a entrar esto en mí?"

-¿Señor?- Ansiosos ojos azules se dirigieron hacia su Maestro, sentado cerca. Se recostó en su silla como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Como si no lo hubiera hecho, minutos antes, le había presentado a gun un juguete sexual que haría que la mayoría de las estrellas porno profesionales se resistieran.

Trece pulgadas de largo, casi tan grueso como su muñeca, con una cabeza gorda, bolas pesadas y una ventosa en la base. La propina por sí sola probablemente partiría a gun por la mitad.

-¿Sí, mascota?- off sonrió mientras observaba a su sumiso contemplar su regalo recién comprado. -Puedes hablar. Un centavo por tus pensamientos.-

Nunca en la historia de su relación gun había rechazado a su Maestro. Iba en contra de cada instinto que tenía. En ese momento, sin embargo, la autoconservación luchó contra el deber. Dadas las dimensiones del juguete, simplemente no había forma de que su cuerpo lo aceptara.

No importaba lo mucho que quisiera intentarlo.

Gun pasó un dedo por una de las venas levantadas del consolador. Este fue un regalo de su Maestro. Su Maestro nunca le haría daño, ni le daría un instrumento destinado a hacer daño. No había un hueso sádico en el cuerpo de su Maestro. Un acto de amor, la polla falsa estaba destinada a darle placer. Aunque halagado por el gesto, gun tenía sus dudas.

-Es tan grande.- gun envolvió sus dedos alrededor del punto medio del eje. Se tocaron, pero apenas. -¿Qué pasa si no puedo?-

-Puedes.- off habló con una seguridad que no compartía su Mascota. Se movió para sentarse a su lado en la cama. Sonriendo, envolvió un brazo alrededor de la cintura de su Mascota. Lo sostuvo cerca. -Esto es para lo que hemos estado practicando.-

Durante las últimas semanas, su Maestro le había traído a gun varios consoladores. Cada uno aumentaba en longitud y grosor a medida que su cuerpo se acostumbraba a su predecesor. Resultó que todos esos juguetes conducían a este gigantesco dong.

-Si no supiera que puedes manejarlo...- dijo off, -entonces no te lo habría dado.- Besó la oreja de su Mascota, respirando acaloradamente. Se rió del escalofrío que provocó. -Sé cuánto te encanta que te llenen, bebé. Has amado todas las pollas hasta ahora. Cuanto más grandes, mejor. La otra noche te esforzaste tan bien con esa de ocho pulgadas. Gemiste tan fuerte que tuviste que morder las almohadas. Te corriste con tanta fuerza que casi te desmayaste.- Mordisqueó el lóbulo de la oreja de su Mascota. -No puedo esperar a verte montar esta polla de un pie de largo y correrte por todos lados.-

Gun se imaginó presionándose contra la cabeza del consolador. El casco gordo estirando su agujero increíblemente ancho antes de finalmente deslizarse dentro. Mordiéndose el labio con anticipación, su propia polla se contrajo contra su muslo. Endurecimiento lento en una erección completa y firme.

¡Maldita sea, iba a follar con esa cosa o morir en el intento!

-Sé que quieres esto.- Besando la columna de su garganta, off no podía pasar por alto el tirón en la respiración de su Mascota o el aumento de su pulso. -Tómatelo con calma y hazme sentir orgulloso.-

Con esas palabras de aliento resonando en sus oídos, gun recogió su impresionante juguete nuevo. Su Maestro volvió a su silla. Esperó. Viendo lo que gun haría a continuación.