Capítulo siete: MELANCHOLIC MIND (Mente melancólica)
El menor aún recordaba por lo menos sus más grandes aventuras con cualquier otro muchacho, recordaba esas gotas de sudor cayendo por esos bellos cuerpos de película, esos perfumes abundantes que embobaban a cualquiera, se sentía en un aspecto 'bien', pero la realidad era otra...
¿Qué conllevaba el tener que estar siempre con un muchacho diferente? Se dice que en la vida todo tiene un porqué, pero nadie sabía el porqué de él... solo pensaban que era algún tipo de "puta" y nada más. Por eso la gente lo usaba, lo aprovechaba y era capaz de excederse en muchos aspectos, total... ¿vas a decir algo? no.
Él venía siendo de esta forma, desde hacía ya un año, desde que lo último que había sentido en su vida había sido dolor...
No cualquier tipo de dolor, para algunos será algo leve, algo simple que con el tiempo ya se olvida, se deja de lado, se continua... pero para Guille, aquel dolor implicó mucho para él, fue como si pestañeas y ya te sientes como un muerto con vida, sin sentimientos... había sido una trágica historia de amor.
Aquello había sido un bello día de primavera, como el que estaba pasando actualmente. El explicar qué había sucedido tendría que llevarse a aquello como si fuera un flashback destinado a terminar en lágrimas, como a Guille le pasaba todo el tiempo que lo recordaba.
Un día de playa, que empezaba con ambos cuerpos localizando un bello amanecer de color naranja, eran los únicos en la playa de arena blanca. Solo se escuchaba el sonar de las olas chocar con su ímpetu sobre las rocas posadas a las orillas. La ocasión era que la pareja de Guille, el misterioso de ojos miel, con sus playeras que identificarías a lo lejos, las de rayas de todo colores, él era Catriel. Un salvador, un cariñoso muchacho que le encantaba las aventuras, que le gustaba la adrenalina, tomarse los riegos necesarios para disfrutar la vida como a él le gustaba.
Habían decidido por ir a aquel lugar, un paraíso en una de las playas de Barcelona.
Catriel iba con una camisa blanca rota desprendida, con su traje de baño de toda la vida, según Guille tenía que comprarse otro porque ese lo llevaba a todos lados, era como ver un personaje de la TV que no cambia nunca, y obvio... su infaltable sombrero que le hacía un estilo hippie, joven, y con varios pelos sobre esa barbilla. Mientras que Guille, solo iba como iba y ya está, desde siempre su vestimenta o peinado, o cualquier cosa en su apariencia física era algo que no le interesaba en lo absoluto, solo iba con una camiseta roja, y un bañador negro. ¡Y ya está! ponerse guapo no era algo de él, que saliera de su alma, nope...
Por supuesto... les había costado mucho tener que levantarse esa mañana, tanto así que Cato siempre que Guille quedaba sobando decidía por arrojarle un buen vaso de agua fría sobre el rostro ¡y a ver si sigues durmiendo ahora!
Pero de las risas siempre terminaban de una forma muy buena, él se acercaba, cortando la distancia y haciendo que sus respiraciones casi se unieran, le miraba, le hipnotizaba con esos ojos sinceros y brillosos, y allí lo tenía bajo un fuerte hechizo de amor que no quería desvanecerse jamás.
El lugar les quedaba cerca, habían pasado la noche en el hotel más cercano a la playa por ese motivo, por el precioso amanecer.
Manos juntas, dedos entrelazados ¡y allí van!. Describirlos como pareja no era para nada difícil, ambos eran se podría decir de aquellas parejas que nunca pelean, que nunca tienen celos, que nunca tienen motivos para estar sintiendo resentimientos... solo abundaba un amor intenso.
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Tendencia a los Suspiros | Fanfiction Wigetta (PAUSADA)
Fanfiction¿Podrías explicarme qué sentido tiene la vida sin las aventuras? Y no aventuras de películas... Guillermo, que ya un chico de 21 años y libremente gay, siempre tuvo en claro que no tiene nada de malo salir con los hombres, ¿qué mas da encontrarse co...