Yeosang estuvo temprano frente a la dirección que su primo le había enviado previamente.
Avanzó en el mismo barrio que la otra noche, pero se dió cuenta de lo que Soobin, el vendedor de la tienda, ya había mencionado. Era un barrio completamente nocturno.
A estas horas, la gente ya solía comenzar su día, comprar en establecimientos o simplemente pasear. En cambio, las calles estaban totalmente desiertas, únicamente cubiertas por algo de basura, grafitis y el abrasador sol que mayo comenzaba a dejar.
El edificio en el que Taehyun se había instalado era, siendo sinceros, lo mejor que estaba por allí. Con lo mejor que estaba allí se refería a que no se caía a pedazos, siendo relevantemente nuevo, además de más grande que los demás.
A pesar de ello, no se salvaba de algunas pinturas callejeras hechas por las paredes, que parecían un penoso intento de hacer contrastar el edificio con el resto del barrio.
Y aún así, a pesar de no ser el mejor lugar ni de lejos, Yeosang debía admitir que le agradaba ese extraño ambiente. Sentía que era un lugar inspirador, lleno de emociones.
Si no fuera por alguna escapada cuándo era joven, ni siquiera habría sabido en algún momento que existían ese tipo de lugares fuera de las películas, por lo tanto, a penas conoció esas calles ni la gente que las transitaba.
En cambio, Taehyun si parecía haber convivido más con estas zonas, y Yeosang envidiaba aquello, porque realmente le habría gustado vivir experiencias más emocionantes.
Se sentía cómo un viejo mirando su juventud no aprovechada, incluso cuándo ni siquiera había cumplido los 26 años. Se repetía a sí mismo que estaba a tiempo de cambiar las cosas, pero su temor no se lo permitía.
Sin más que pensar, decidió que era el momento de llamar al timbre, recibiéndolo una voz ya conocida desde el porterillo.
—¿Quién es? –cuestionó la persona, Kang no tuvo que pensar mucho para suponer que se trataba de Yeonjun.
—Kang Yeosang, primo de Tae, nos conocemos –respondió, y automáticamente tuvo la posibilidad de entrar, ya que el chico la abrió.
El vestíbulo no era cómo los caros que acostumbraba a ver, dónde había cómodos sillones e incluso un portero. Era poco espacioso, con únicamente los buzones algo gastados, un ascensor y unas escaleras. Le pareció adorable poder ver un planta en el lugar, la cuál se veía que no era de plástico y que muy probablemente los vecinos se encargasen de cuidar y reponer.
Sin tener ganas de subir por las escaleras, pensó en el ascensor cómo su mejor opción para llevarlo a la cuarta planta, dónde estaba el piso.
El ascensor era relevantemente pequeño, calculó que podrían caber con comodidad unas tres personas, y aunque no fuera espacioso, sabía que era el suficiente espacio.
Llegó a la puerta de madera, la cuál ya se encontraba abierta. Entró con cuidado de no molestar, encontrando una intensa partida entre dos chicos, y ninguno era el escritor.
—Tae está en la cocina –informó el poseedor del pelo negro, sin despegar la vista de la televisión, a Yeosang no le pareció grosero, más que nada porque él habría hecho lo mismo.
Sin saber dónde estaba la cocina, tanteó por el estrecho pasillo, hasta que puso vislumbrar a su sonriente familiar desde ahí, preparando algunos snacks en pequeños tarros.
—¡Yeosang! –exclamó al verlo, no tardó en correr a su lado para poder abrazarlo–. Estaba preparando algunas cosas, imagino que Yeonjun y Beomgyu son quiénes te han recibido.
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ɪs ᴊᴜsᴛ ᴀ sɪᴍᴘʟᴇ (ᴘᴇʀғᴇᴄᴛ) ʙᴏᴏᴋ (ᴋᴀɴɢ ʏᴇᴏsᴀɴɢ)
Fanfictionⁱˢ ʲᵘˢᵗ ᵃ ˢⁱᵐᵖˡᵉ ᵖᵉʳᶠᵉᶜᵗ ᵇᵒᵒᵏ|| Kang Yeosang tenía todo lo que un joven de 25 años podría desear, desde una gran riqueza a un buen grupo de confiables amigos, una preciosa prometida de la cual había asumido estar enamorado y un importante puesto ent...