—5 minutos más –murmuró el pintor para sí mismo, cerrando los ojos con satisfacción de sólo pensar que estaría sólo.
—¿Qué decías, cariño? –preguntó Seo Hee interesada, él sacudió su cabeza, intentando disimular sus pensamientos intrusivos de huir de allí.
—Nada, nada.
Luego de contar aquellos interminables 300 segundos, Yeosang se sintió liberado cuándo Han explicó que debía irse a unos compromisos familiares que tenía.
—Hoy era la noche de chicos –recordó para sí mismo, y se levantó con más emoción que antes de su asiento, corriendo a vestirse.
Se quitó su usual ropa elegante, para colocarse una sudadera, sus cómodos vaqueros y las converses, ahora se sentía mucho más conforme con su vestimenta, y no lo qué usualmente llevaba para tener que impresionar.
Recordaba que habían quedado en el piso que Hongjoong y Seonghwa compartían al lado de la empresa en la que los dos trabajaban, por lo tanto decidió que lo más cómodo sería coger un bus para llegar hasta allí.
A parte de eso, preparó una mochila con cosas básicas cómo el cargador, las llaves de la casa, su cartera y un libro de la fantástica escritora Crawn, de los cuáles parecía no poder separarse aunque lo intentara.
Cómo apenas empezó el libro sobre la asexualidad hace tres días, iba por la mitad, siendo así su única obligación terminar de leerlo, para poder realizar un cuadro justo cómo hizo la vez anterior.
El libro tenía una trama simple pero empática, buscaba el camino de la aceptación social ante lo que ella sentía. Todos los adultos aseguraban que sólo era una fase, que no había encontrado a la persona indicada y cualquier tipo de cosas que decían sobre aquella sexualidad.
Veía cómo en su propia comunidad era invisibilizada con frases cómo “amor es amor” y sin tomarlos en cuenta en algún momento.
Era una lucha constante contra la propia sociedad en la que había que vivir. Era una lucha constante en busca de la propia felicidad, sin importar lo que el mundo dijera.
Porque, cómo bien decía el título, tú vives tu propia vida, y no los demás. La gente se ha acostumbrado a juzgar a las personas por sus estilos de vida, su físico o cosas que ni siquiera ellos han podido controlar, cómo la orientación sexual.
Yeosang entendía el tema del libro, porque esto no sólo era un juego de sexualidades y romanticismos, este propio libro te incitaba a ser cómo eras, porque al final, eres tú quién va a disfrutar de tu vida.
Al final del día, sólo te tienes a ti mismo, y debes estar conforme con lo que has realizado el resto del tiempo, porque no vas a poder escapar de tus propios pensamientos.
Yeosang siempre había intentado escapar de sus propios pensamientos, esas ilusiones que él pensaba que eran rebeldes, y ahora mismo las veía cómo algo que siempre debió hacer, al menos una vez, por el simple hecho de disfrutar.
Aquel libro eran cómo unas palabras de consuelo a su dañado y solitario corazón, que le pedía a gritos a su cerebro ser cómo de verdad se sentía, corazón que sólo quería sentir algo, algo que no fuera tristeza, algo que lo hiciera sentir verdaderamente vivo, porque nunca se sintió vivo en sus 25 años de vida, o por lo menos, no de una manera psicológica.
Y quizás sonaba estúpido, pero sentía que aquella escritora lo entendía detrás de todas esas palabras, esas palabras lo sanaban, siendo su medio de escape de la realidad. Sentía que en algún lugar del mundo, alguien lo comprendía, alguien le alentaba a ser quién verdaderamente era, alguien estaría orgulloso de cómo era en realidad.
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ɪs ᴊᴜsᴛ ᴀ sɪᴍᴘʟᴇ (ᴘᴇʀғᴇᴄᴛ) ʙᴏᴏᴋ (ᴋᴀɴɢ ʏᴇᴏsᴀɴɢ)
Fanfictionⁱˢ ʲᵘˢᵗ ᵃ ˢⁱᵐᵖˡᵉ ᵖᵉʳᶠᵉᶜᵗ ᵇᵒᵒᵏ|| Kang Yeosang tenía todo lo que un joven de 25 años podría desear, desde una gran riqueza a un buen grupo de confiables amigos, una preciosa prometida de la cual había asumido estar enamorado y un importante puesto ent...