SE ACABÓ EL TERROR

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-¿Cómo habéis acabado aquí?-Pregunté extrañado.

-Te hemos estado enviando mensajes, pero no los lees. Nos han llamado para la misma empresa que a ti, y nos han dicho que tendríamos una cena en la casa de un cargo importante de la empresa. La dirección nos ha traído aquí. Hemos estado escuchando un rato y cuando hemos visto que estabais hemos atacado a los otros dos.-Dijo Pablo.

-Menos mal que os ha reclutado, de lo contrario estaríamos asesinados por fantasmas.-Contesté.

-Eso es otra cosa que nos tienes que contar, ¿cómo sabías la forma de acabar con ellos?

Aunque no me gustaba hablar del tema, esta vez lo veía necesario, Javier y Pablo necesitaban una respuesta coherente de lo que habían vivido.

-Veréis, tengo que contaros una historia.

Les resumí lo que había pasado hace 8 años, mientras me miraban atónitos y sin creerse lo que vivimos mi amigo y yo con tan solo 15 años. Pensarían que una película de eso sería ganadora de un premio Oscar. Me puse a repasar lo que nos había estado pasando desde que llegamos a ese nuevo país, pero cuando recordé lo de la azotea me bloqueé.

-María, tu...Te habías muerto antes ¿no?-Pregunté extrañado.

María estaba abrazada a Castro, con lágrimas en los ojos y rezando porque le pudiéramos salvar.

-¿Qué estás diciendo Jaime?-Contestó extrañada.

-Sí... De repente te has prendido fuego y solo han quedado tus cenizas, cuando hemos ido a la azotea, sobre las 4 del mediodía.

-Llevo desde el mediodía inconsciente en el laboratorio del zumbado este. Creo que han estado experimentando conmigo para convertirme en uno de sus robots. El libro me ha teletransportado.

-Menos mal, no sabes el susto que nos has dado.-Contesté yo.

-Ya hemos llegado, ¿que le decimos al médico?-Dijo Javier.

-Estos estadounidenses se creen todo, una pelea callejera y tirando.-Contesté yo.

A la mañana siguiente salimos todos del hospital bastante curados, Castro también estaba mejor y estábamos listos para ir a por los billetes, se había acabado la pesadilla.

No estábamos seguros de haber acabado con Valentín, él y su mujer habían desaparecido antes de prenderle fuego a la casa, pero no hemos vuelto a tener ningún altercado paranormal más, ni luchas contra robots fantasma.

Todo ha vuelto a ser como antes, todos en nuestros trabajos y en la misma ciudad. María y Castro son novios, asique sí, lo que escuché la primera noche en el hotel era lo que pensaba. Nos sentimos unos superhéroes, hemos salvado la humanidad, pero a cambio de unos traumas que se quedarán para siempre en nuestras cabezas.

Si en algún momento los robots tienen la capacidad de sentir, y tienes que acabar con ellos para salvar al mundo, solo tienes que hacer lo siguiente: Metete al bloc de notas del ordenador del creador del robot, sí ese es el programa. Después metes la respuesta a la ecuación, que es "μe". Resulta que las cosas se disfrutan más haciéndolas, que diciéndolas.

TRAZANDO LA ECUACIÓN DEL MIEDO [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora