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Jungwon aquel viernes lluvioso volvió a casa feliz, la sonrisa que portaba durante el camino a su hogar le había hecho doler el rostro, pero no le importaba, era la primera vez en muchísimo tiempo que se sentía de esa manera, ni siquiera Jake o su hermana iban a arruinarlo, sabiendo que probablemente harían comentarios al respecto.
Al día siguiente fue igual, sus padres estaban igual de confundidos al no saber que había sucedido, o mejor dicgo, qué estaba sucediendo en la vida de su hijo.
Apenas llegó el lunes, Jungwon se despertó con una extraña sensación, pero decidió ignorarla y comenzó a prepararse temprano para ir a la escuela. Miró su teléfono esperando ver algún mensaje de Juria, como era costumbre, pero no había nada, nuevamente, no dijo nada al respecto ya que sabía que anoche estaría ocupada y probablemente de le había pasado, así que continuó.
—Ya me voy —anunció Jungwon ajustando su uniforme y poniéndose sus zapatos.
—¿De nuevo? No has desayunado —su madre lo miró.
—Si, comeré algo en la escuela. Adiós —se despidió de los tres, y salió de casa sin decir nada más.
A pesar de que habían pronosticado un cielo despejado y un agradable día soleado, la realidad era que nuevamente estaba comenzando a nublarse.
El camino como siempre fue tranquilo, hablaba por mensajes con Sunoo ya que se verían de nuevo en su lugar de trabajo. Al llegar al instituto, lo primero que hizo Jungwon fue ir a buscar algo de comer a las máquinas expendedoras que estaban en los pasillos, no iba a llenarlo por mucho tiempo, pero al menos calmaría un poco el hambre que sentía en ese momento.
Fue a las escaleras y se sentó a comer en silencio y mirando su comida o su teléfono.
Las horas de clase terminaron, extrañamente Juria no se veía por ningún lugar. En la hora de la salida, Jungwon vio a las amigas de Juria, pero ella no estaba ahí, la chica de la otra vez lo atrapó mirándolas y se separó de las demás para ir hacia él.
—¿Le hiciste algo a Juria? —preguntó ella con su típico tono agresivo, que en realidad no afectaba ni un poco a Jungwon.
—No, ¿dónde está?
—No lo sé, anoche me dijo que no se sentía bien de nuevo e iría al hospital... ¿Por qué te lo digo? Se supone que son amigos, ¿no? Deberías saberlo.
Jungwon frunció el ceño.
—Bien —respondió él antes de dar media vuelta y avanzar a la salida.
—¡Oye! No me dejes hablando sola... Aléjate de Juri, ¿quieres? No sé que planeas hacerle, pero aléjate, ella es una buena chica —ella lo detuvo casi de inmediato, poniéndose frente a él y con el ceño fruncido—. No sé que intenciones tengas, o por qué te acercaste a ella, pero será mejor que te alejes, ella es demasiado para ti.
