7. 𝐇𝐞𝐫𝐞 𝐰𝐞 𝐠𝐨 𝐚𝐠𝐚𝐢𝐧

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Al día siguiente reporteros estaban rodeando la escuela de nuevo, ¿Que sucedió?, No lo sé pero está situación no me da buena espina.
Mi hermana se acercó a un lado mío ya que estaba hablando con Sidney del otro lado del campus.

-¿Que sucedió ahora? - le pregunté curiosa a Sid quien se paró a mi lado derecho mientras seguíamos caminando.

-Atacaron a una chica de nuestro curso - explicó.

El corazón me comenzó a latir fuertemente y mi respiración comenzó a agitarse.

-Dios mío, y como está ella? - pregunté preocupada.

-Traumatizada cómo era de esperarse, pero está viva, aunque con 7 apuñaladas y varios cortes superficiales - relató Tatum.

El miedo se apoderó de mi una vez más, ya habían asesinado a dos chicos, ahora atacan a una chica, quién sabe quién sigue, Sidney? Tatum? Billy? Yo?
No quiero seguir temiendo pero es imposible no hacerlo sabiendo que hay un asesino suelto que quién sabe que hará ahora.

-¿Quien es? - pregunté intrigada.

-No lo se, la policía no dió datos sobre la chica y nadie sabe mucho sobre ella solo se que se mudará y será transferida a una escuela en Washington - explicó la chica rubia.

Mi pecho se hundía y a cada segundo me esforzaba más por poder introducir al menos un poco de oxígeno hacia mis pulmones, ese psicópata me había amenazado dos veces a mi y a mi hermana, que tal si de un momento a otro ya no está, que tal si nos ataca en casa? No estoy muy segura del porque no me atacó ni a mi ni a mi hermana hace unos días, no tenía muy en claro que significaba que no me dañará físicamente más que atormentarme por teléfono.

Caminé hacia el baño para lavarme la cara y poder despejarme un poco, ni siquiera veía a quien me cruzaba o empujaba en mi camino.
Me termine chocando con un cuerpo alto y bien formado, algo conocido podría decir.

-Hey hey, que sucede? - me detuvo Billy.

El chico tenía como siempre su cabello peinado hacia atrás con aspecto húmedo, tenía puesta una playera azul celeste que le quedaba algo grande, unos pantalones azul marino casi negros y unas botas negras, sentí que ese calzado ya lo había visto en algún momento, aunque no recuerdo que Billy lo tuviera puesto algún día de estos.

Mis ojos estaban cristalizados, mi respiración agitada pero logré controlarme y poder hablar sin cortar las sílabas.

-Estoy cansada, solo eso - traté de ocultar mi temor, no sabía porque pero no me sentía cómoda contándole esto a mi pareja, lo se, es extraño pero no podía contárselo a Billy.

-¿Segura que solo eso? - preguntó insistente.

Por más que me molestará Billy me conocía muy bien, tal vez la nivel o más que lo que me conoce mi propia familia.
El sabía que no estaba bien, ya que me abrazó rodeandome con sus brazos haciéndome sentir segura.
Solté a llorar en su pecho, nunca me rompía así frente a la gente y menos frente a la gente que quiero, no me gusta que me vean en mal estado.

-Que sucede Lily? - preguntó con una voz aterciopelada, tan tranquila que me transmitía seguridad.

Contrario a lo que dije hace un momento, hay veces en las que Billy me hace sentir que puedo contarle cualquier cosa sin ser juzgada, pero no es algo que pase tan frecuentemente como a mí me gustaría.

-Me llamó.. - expliqué con voz baja, tratando de decirlo lo mejor posible, tratando de no trabarme.

-¿Quién te llamó? - preguntó después.

-El asesino me llamó - expuse.

-¿Cuándo? - siguió interrogandome.

-Hace tres días - respondí.

-¿Por qué no me lo dijiste antes? - su tono de voz cambio de uno tranquilo a uno con un toque de enfado.

-No quería que te preocuparas - trate de ahora tranquilizarlo yo.

-Pero ahora me preocupa aún más Lily - dijo algo ofendido por la falta de comunicación.

-Entró en mi casa - expuse.

Sus ojos se abrieron de par en par, me miró con una expresión facial que irradiaba preocupación o algo parecido quiero creer.
Volvió a abrazarme y me pidió salir de la preparatoria para poder ir a hablar en un lugar donde los chicos entrometidos no anden creando más chismes como el de ayer.

Fuimos a su casa, estaba cerca de un pequeño bosque que estaba cubierto por frondosos árboles, en realidad no entré a su casa, nos quedamos hablando en la entrada de ese pequeño bosque, donde había unas cuantas bancas para sentarse, aunque era un lugar bastante solitario.

𝐒𝐂𝐑𝐄𝐀𝐌 | 𝐋𝐢𝐥𝐲 𝐑𝐢𝐥𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora