Mi nombre es Liam, soy un chico trans y por fin me he atrevido a salir del armario, pero nunca llegué a pensar que mi entorno cambiaría tanto si lo hacía.
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Jueves, 7 de abril de 2027, hoy, decidí
que sería mi último concierto, cuando
llegase a mi casa me suicidaría y acabaría
con este sufrimiento de tantos años.
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Todo empezó hace unos años, cuando estaba en 3º de secundaria, un día cuando por fin me sentí capaz de salir del armario como un chico trans. Nunca pensé que podría ser algo tan difícil.
Domingo, 10 de Junio de 2010
Hoy, en mis redes sociales he subido unas fotos con mis amigos, y ahí ha sido cuando todos mis compañeros y amigos se han enterado de que era trans. Pensaba que mi entorno no cambiaría mucho si se enteraban, nunca había visto comportamiento tránsfobo por parte de mis compañeros, pero me empezaron a llegar mensajes a través de las redes sociales.
- ¡Que bien por ti!
-¡Que guay que te hayas atrevido a salir del armario!
-Que asco
El último comentario fue eliminado rápidamente, pero lo pude ver.
Aunque los comentarios ofensivos son la gran minoría, son prácticamente los únicos que me afectan, y cuando los vi al llegar a casa solo pude derrumbarme en la cama y quedarme ahí durante horas, deseando que la cena no llegara nunca, ya que la relación con mis padres no era demasiado buena, hace no mucho le conté a mis padres que era trans, y mi madre se lo tomó bien, se portaba conmigo como de costumbre; pero descubrí que mi padre era un tanto tránsfobo, por lo menos por el momento y estaba obsesionado con que solo era una fase y una tontería, todo eso se podía notar cuando llegó la hora de cenar.
¡Megan, ven a cenar ya! - Escuché a mi padre desde el salón.
No me llamo Megan, papá, soy Liam -
Eso solo es una fase, seguro que en una semana o dos se te pasa esta tontería. - La forma de pensar de mi padre no me gusta nada, sobre todo porque estoy seguro de que esto no es una fase, simplemente soy yo, pero él no lo cree así.
La cena fue muy incómoda, ni mi madre, ni mi padre, ni yo hablamos en todo el rato, cené lo más rápido posible y me fui a mi cuarto, me tumbé y me puse a ver las redes sociales, cuando de repente me llegó un mensaje.
¡Hey Liam! ¿Que tal por allí?- Era de Reece, de verdad que antes de ver el mensaje no tenía ganas de hablar, pero su forma efusiva de alegrarme los malos momentos era maravillosa, así que entre en el chat y le mandé un mensaje
¡Bien! ¿y tú? -
Por aquí todo mejor que nunca, pero la cuestión es cómo te va en casa y cómo vas tú, mañana es Lunes y vas a tener que ir a clase - De verdad que no quiero preocuparlo pero se dará cuenta en cuanto me vea en clase de mi nerviosismo y mis pocas ganas de estar allí, quiero decírselo pero...
Tranquilo, estaré bien - No fuí capaz de decirle que tenía miedo, que quería quedarme en mi cama sin hacer nada por mucho tiempo, me daba miedo que pensase que soy un gallina, y que no me se cuidar por mi solo.
Vale, pero lo que sea que te pase me avisas ;) -
¡Sí! ;) <3- apagué el móvil y cogí un libro de mi estantería, ahora me sentía mucho mejor.
Lunes, 11 de Junio de 2010
Es por la mañana, me acabo de levantar, pero nada más ponerme de pie me empezaron a temblar las piernas, casi me caigo pero me apoyé a tiempo en mi cama, ¿cómo podía ser que tuviera tanto miedo simplemente de ir al instituto? Cobré fuerzas para levantarme y me preparé para encontrarme con Reece al final de mi calle para ir a clase. Él enseguida se dio cuenta de mi expresión de angustia.
¿Por qué?
¿Eh?- pregunté yo confuso-
Que porque no me dijiste nada ayer- Entonces entendí a qué se refería y baje la cabeza hasta mirar al suelo, no sabía qué responder.
No tienes que decirme nada si no quieres, entiendo que no me lo hayas dicho, lo tienes que estar pasando mal, además, lo de tu padre…- Dejó la frase en el aire
No te tienes que preocupar por lo de mi padre - Le dije yo sin levantar la cabeza del suelo- simplemente - tragué saliva -me daba vergüenza decirlo, no quería que pensaras que soy un gallina o algo así.- Dije soltando una pequeña risa nerviosa.
¿Qué? ¿Como iba yo a pensar algo así después de que te hayas atrevido a salir del armario? Esa es de las cosas que más miedo dan, y tú lo has conseguido, solo que todavía queda la parte más difícil. - Paró de hablar al darse cuenta de que yo había empezado a llorar - Oye… tranquilo, no tienes que hacer esto, puedes ir a mi casa y saltarte las clases por un día, no pasará nada.
No, si no lo hago hoy, no seré capaz de hacerlo mañana- dije entre sollozos, él me abrazó y pude dejar de llorar, me sequé las lágrimas y entramos en el instituto.
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