C de cicatrices cargadas de dolor

5 1 0
                                    

Tenías unos ojos radiantes y hermosos,
rebosantes de descaro y amor propio,
pero detrás de ese brillo se escondían los pedazos rotos.

"No soy una curita para sanar tu corazón",
te advertí, con sinceridad en mi voz,
no puedo ser la salvación que buscas,
ni sanar las heridas que te consumen.

Aunque quisiera, no puedo ser el remedio,
para tus cicatrices y penas profundas,
mi papel es ser sincera, auténtica y clara,
y no alimentar falsas esperanzas, ninguna.

Tenías unos ojos realmente hermosos,
rebosantes de descaro y amor propio,
pero detrás de todo ese amor estabas roto.

A Todos Los Chicos Que Deje Caer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora