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Lo nuestro tenía fecha de caducidad,
los términos fueron aceptados desde el inicio,
pero aún así, me sorprendiste al rogar por mas,
queriendo quedarte a mi lado sin exponer la razón.

¿Por qué rogaste por piedad en ese momento?
¿Por qué anhelabas seguir compartiendo mi vida?
Tal vez fue el miedo a quedarte solo en el viento,
o la ilusión de que nuestra historia aún estaba tejida.

Pero, querido, debes aceptarlo sin reservas,
nunca debiste amarme en primer lugar,
porque en nuestro camino había sombras y quimeras,
y nuestra historia estaba predestinada a ser fracasar.

No somos hechos para perdurar en el tiempo,
nuestros caminos se bifurcan en direcciones distintas,
y aunque duela aceptarlo, es un hecho evidente,
nunca debiste amarme, ni elegirme, lo sabias.

A Todos Los Chicos Que Deje Caer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora