Después de un tiempo, su cabeza finalmente había decidido funcionar como es debido, aunque la ola de pensamientos erráticos no fueron amables con el en lo absoluto.Había pasado una semana y media, tal vez, y a estas alturas, ya estaba resignado. Esperó alguna señal de vida, alguna cosa que no fuese la agonía incesante golpeándolo y haciéndole volver a una realidad que ya no existía y no volvería más. ¿Pero por qué? ¿Para qué? ¿Para sentirse igual de miserable, o incluso más que eso?
Se sentía solo y perdido, puede que más que antes, no era culpa de Reaper, y de nadie, pero ¿Por qué a nadie le interestaba? ¿Era mucho pedir un poco de ayuda? ¿Una mano, una palmada en la espalda si quiera?
Ya no era por su hermano muerto, o la vida que dejó atrás en un intento de ser el vengador, ahora se trataba de una soledad absoluta que lo había canibalizado en vida, y aún no tenía la suerte de llamarse un muerto viviente, ni la mitad de eso siquiera. ¿Pero en qué parte de la balanza estaba? ¿Era solo un muerto, o un pedazo de tierra abandonado entre un sinfín de universos? Todavía vivo y tambaleante, como un árbol en estado de putrefacción, que se unía a un sistema ahora totalmente muerto esperando una señal de vida. Una isla desamparada, un loco que ya no tenía por qué vivir, ni por quién luchar. Se había rendido hace mucho tiempo, y cada uno de los intentos valientes que patéticamente cometió para salvar algo ya muerto fueron solo movimientos desesperados para sentir que todavía tenía un propósito. Pero no lo tenía.
De esa forma y después de horas intentando conciliar el sueño, se durmió, sin importarle si otra horrenda pesadilla volvía a golpear su cabeza.