Baile y problemas

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Llegó el día de marchar al pueblo. Antes de eso, la directora se dirigió hacia todos los estudiantes para repartir las tareas que ibamos a realizar en la recreación de aquellos años de Joseph. A mi me tocó pastelería, repartir muestras de comida a los clientes. Miércoles no parecía muy feliz con el suyo, aunque los gestos de su cara siempre eran los mismos así que no había mucha diferencia con el rostro habitual.

Enid estaba contenta con la suya y lo comentaba con algunas amigas suyas. Al preguntarle a mi compañera de cuarto que le había tocado, respondió que era en la tienda de antigüedades. Sin duda alguna le venía al pelo.

—Disfrutarás viendo chatarra y cosas de hace muchos años—comenté.

—Sí, tal vez encuentre las máquinas de tortura—eso pareció hacerla feliz.

—No sé yo si tendrán ese tipo de cosas.

Fuimos en autobús como de costumbre. Aquel día estaba sentado con ella. Pero mientras el resto de los alumnos hablaban entre sí, incluido Eugene con Enid. Aunque la joven lobo solamente miraba a Ajax quien ahora estaba de nuevo soltero, y eso la hacia feliz.

Miércoles por su parte miraba por la ventana, absorta en sus pensamientos. Parecía murmurar algo que no alcanzaba a escuchar. Ella incluso apretaba el puño en algunas ocasiones. Le toque la mano y ella volteó sorprendida.

—¿Va todo bien?—pregunté preocupado—¿ocurre algo?.

—No es nada—dijo volviendo a su carácter habitual pero me percaté de que no quitó su mano.

Entrelace mis dedos despacio, disfrutando del tacto de su piel. Era algo frío pero no me molestaba en absoluto. Ella se dio cuenta y me miró, con la mirada me pedía que me alejase.

—Estás algo fría...

—Siempre lo estoy, soy como el hielo

—Si tú lo dices.

Aparté la mano pero deje mi dedo meñique tocando sus dedos, la separación justa.

Y estuvimos en silencio durante el resto del viaje, ella mirando los paisajes y yo el teléfono aunque de vez en cuando sonreía por poder tocarla sin recibir un puñetazo en la cara.

Al llegar nos juntamos todos y una trabajadora de allí nos explicó y dio una charla sobre el poblado, sus casas y otros datos interesantes. Luego, una vez terminado, sacó una caja con uniformes y los iba a repartir cuando Miércoles hizo un comentario de los suyos. La mujer fingió amabilidad, pero se notaba por el gesto de su rostro que estaba molesta por la actitud de ella.

A mitad de camino por el lugar, Miércoles le pidió a Enid cambiarlo. Ella se negó pero le bastó hablar de Ajax para cambiar de idea. Como todavía no podíamos hacer uso del plan ya que la directora la vigilaba, hicimos nuestros trabajos. El trabajo de cara al público era realmente agotador pero Miércoles se desenvolvía con soltura en otro idioma.

—Que bien se le dan los idiomas a esta chica—pero entonces vi que los clientes comenzaron a salir de la tienda con malas caras.

—Oye, ¿qué les has dicho?

—Que está comida es fruto de la matanza de nativos y el blanqueamiento de la esclavitud—yo suspire.

—Por favor, no asustes a la gente

—No lo hago, solamente digo la verdad

—¿Pero qué ha pasado?—la trabajadora de antes entró y le echó un buen sermón. Nos dijo que nos fueramos a repartir comida afuera y que no hiciéramos nada. Al final yo también recibí bronca por no estar atento.

Rompiendo los esquemas (Miércoles x Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora