Con sus brazos bajo su cabeza, miraba aquel techo que conocía de memoria. Estaba desnudo en su cama, junto al rubio que fumaba un cigarro como de costumbre.
Habían tenido una hora completa de intenso sexo. Había sido increíble, lo había disfrutado como nunca después de que no se vieran por un par de días.Lo había extrañado demasiado. Dormía mal y no se alimentaba correctamente cuando la casa estaba sola.
Aquel rubio ya estaba pensando en mudarse con su novia, así que se quedaba muy seguido en su casa. Aunque aún faltaba tiempo para eso.
— Sabes? He estado pensando algo...
Sanji interrumpió el silencio, ambos estaban sumidos en sus pensamientos con sus propios líos. Pero cuando estaba con ese peliverde podía olvidarlos fácilmente.
Era su amigo después de todo, aunque con derechos. No sabía cómo describir la relación que tenían con exactitud.— Dime.
— Aún no, pero... Creo que le pediré a Pudding-chan que se case conmigo.
Otra vez esa castaña arruinando sus días, pero ésta vez peor que nunca.
Un gran nudo se formó en su garganta, todo lo que estaba pensando se esfumó de un momento a otro.¿Qué rayos podía responderle?
Si su corazón le dolía más que nunca; si en su mente solo quería gritarle que él lo amaba. Pero no era tan egoísta, no podía pensar en su propio bien con lo amable que era aquel rubio con el.
Lo mejor que podía hacer es mentirle con una sonrisa falsa en su rostro, ahogandose en su propio dolor.
— Ah sí? Pues... Qué bien. Espero que ella acepte.
— Gracias... Aunque aún no sé cómo hacerlo, le pediré a Nami-san que me ayude. Ella la entiende mejor.
Que afortunada que era Pudding.
Tenía al rubio a sus pies y lo traía tan loco que el se preocupaba por darle lo mejor. Quería que todas sus citas fueran perfectas y dinámicas; seguramente organizaría una hermosa situación para pedirle su mano.Aunque el era el dominante en su relación de amantes, no le molestaría en lo absoluto que el rubio sea el que tomara la iniciativa de perdirle su mano.
Soltó una risa divertida por pensar en aquella fantasía de niña adolescente.— De que te ríes, idiota?
— Es que... Cómo puede un idiota como tú tener una chica como esa?
No era lo que quería decir obviamente, pero no tenía otro remedio más que seguir mintiendo y seguir fingiendo que nada sucedía, convenciendose de que era lo mejor para ambos.
El rubio rodeó sus ojos, sonriendo divertido.— Pues... Si tú quisieras también podrías tener una chica linda como ella. Sólo que eres un amargado y no te interesa.
— Sabes que no me gustan las mujeres. Son lloronas e insoportables.
— Lo se, pero podrías tener a alguien como Luffy, por ejemplo. El es un chico increíble.
No maldita sea, lo quería a el. Todo el tiempo le tiraba indirectas pero nunca las captaba.
O se hacía el idiota o realmente no tenía ni una pizca de sentimientos por el.
Lo segundo seguramente era lo más probable y lo más difícil de aceptar.— Luffy está totalmente enamorado de Law, cómo podría separarlos? Además nunca podría sentir algo por el, es mi mejor amigo.
— Pues... Algún día encontrarás a alguien. Como yo encontré a Pudding-chan... Que suertudo soy.
Otra vez esa estúpida sonrisa enamorado. Lo hacía molestar demasiado que sea por esa perra de cabello castaño.
Gruñó molesto, sentándose en la cama para levantarse de la misma.— Ay, pero no te molestes. Lo decía de buena manera.
— Cállate, sólo me voy a bañar.
Prefirió huir de ahí antes que seguir escuchando ese estúpido nombre, era el que más odiaba en toda su vida.
Tenía enemigos insoportables como King, que todo el tiempo lo molestaba en su trabajo. Pero no sentía tanto odio y envidia por alguien como por la chica de la que su amor platónico estaba enamorado.Era la causante número uno de ese rencor acumulado en su lastimado y solitario corazón.
(...)
Mientras sentía como el agua de la ducha caía en su cuerpo, rodeando su espalda y pecho; estaba apoyado con sus manos en la pared, con su cabeza hacia abajo y sus ojos cerrados.
Aún sentía ese dolor agudo en su pecho, acompañado de un tormentoso pensamiento en su cabeza.“Creo que le pediré a Pudding-chan que se case conmigo”.
¿Qué había hecho para merecer todo ésto?
El solo estaba enamorado, no había hecho nada más que ayudar a su amigo siempre que lo necesitara.
¿Por qué tenía que sufrir de ésa forma?
¿Por qué tenía que amarla a ella y no a él?La vida era tan injusta y cruel, ya poco a poco dejaba de ser él mismo. Sus sonrisas fueron reemplazadas por rostros sin emociones, miradas perdidas y gruñidos molestos.
Además antes solo disfrutaba del alcohol en fiestas o momentos especiales, ahora lo bebía como si fuera agua y su vida dependiera de eso.Todo por culpa de ese inocente amor que sentía.
Porque sí, solo estaba enamorado.
No estaba cometiendo ningún crimen ni ningún pecado; pero estaba siendo castigado por Dios como si amarlo fuera peor que todo eso.— Dicen que Dios le manda las peores batallas a sus mejores guerreros... Pero tú ni siquiera me consideras uno, hijo de puta.
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Muy buenas.
Qué tal?Espero que estén muy bien, yo pues lo normal.
Aquí les traigo un nuevo capítulo.
Espero que les guste!Dejen su estrellita y comenten qué les pareció.
Acepto sugerencias.Nos vemos en el próximo.
Adiós!

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Un tonto enamorado | Zosan
RomanceZoro se sentía patético por estar enamorado de ese rubio que no sentía lo mismo que él, pero seguía ilusionandolo. Lo usaba, pero el no podía alejarse. Era un tonto enamorado que se dejaba hacer lo que sea, con tal de no perderlo. • Contenido 18+...