Extra

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¡Un extra! Encontraba entrañable hacerlo y quería aclarar algo que no deseaba enfocarme, como el pasado de Naruto. El pasado pisado está, aunque ya se dijo que era parte de por qué trabajaba en asuntos sociales...

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—Deseos oscuros, extras.

El timbre sonó inesperadamente. Naruto buscó la mirada de Sasuke bajo la manta, acurrucados mientras veían una película en su día libre.

—Iré yo —indicó levantándose a regañadientes para abrir—. ¡Ah, eres tú!

—¿Qué pasa? —La voz de Konohamaru llegó desde la puerta—. Dijiste que podía visitaros cuando quisiera.

—Y así es —confirmó Naruto haciéndose a un lado para que entrara—. Hacía un año. Desde que te di la tarjeta con la nueva dirección.

—En realidad, ¿no le dabas a todo el mundo la tarjeta para demostrar que estabas viviendo con tu novio? —cuestionó Konohamaru saludando a Sasuke con una mano—. Si que os ha costado decididos a vivir juntos.

—Es un caos —señaló Sasuke.

—Es demasiado perfecto y recogido —indicó Naruto a su vez.

Konohamaru los miró alternadamente.

—Vamos, tal para cual.

—Ya, ya —descartó Naruto—. ¿Qué tal te está yendo? ¿Tienes algún problema y por eso has venido a buscarnos?

Notó que Sasuke se incorporaba, dispuesto a entrar en modo trabajo de ser necesario. Sin embargo, Konohamaru, quien aceptó la silla ofrecida por Uzumaki, lo descartó con una mano.

—Los Senjû son geniales. De verdad. Pensé que sería más duro y que sólo querían lo que conllevaba mi apellido, pero no. Me están dejando ser yo mismo, aconsejándome y no me ponen medidas en cuanto a las decisiones de mis estudios. Incluso me alientan a intentar cosas nuevas. Cosa que las demás familias nunca hicieron por mí. Fue genial darles esa oportunidad.

Naruto sonrió orgulloso, sentándose junto a Sasuke.

—¿Y eso es lo que querías contarnos? —cuestionó Sasuke interesado.

—Sí —confirmó Konohamaru—. Sé que igual es un poco egoísta de mi parte, pero quería demostraros que lo que hicisteis por mí vale la pena. Incluso ahora tengo novia.

—¡Vaya con el niño! —exclamó Naruto travieso—. ¿De quién se trata?

—Oh, la conocí uno de esos días que tenía que visitar vuestro lugar de trabajo. Hablaba con Hinata, su hermana, que trabaja allí. Es Hanabi Hyûga.

Ambos se quedaron en silencio, sorprendidos.

—El mundo es un pañuelo, definitivamente —murmuró Naruto.

—Sí, incluso me presentó a las parejas de su hermana.

—Espera. Espera. ¿Parejas?

Sasuke chasqueó la lengua.

—¿De verdad todavía no te has dado cuenta? —cuestionó mirando a Uzumaki con incredulidad—. A veces no sé si eres tonto o lento.

—¡Oye! —protestó Naruto enrojeciendo—. Que no voy metiéndome en la vida sentimental del resto del mundo. ¿Con quién diablos sale? Porque no me veo a Hinata en una relación de tres...

—Pues lo está —corroboró Konohamaru—. Uno es tu propio jefe.

—¿Kakashi? —exclamó poniéndose en pie—. ¿Es una broma?

—No —negaron los otros dos a su vez. Naruto continuaba impactado cuando Konohamaru dijo el otro nombre.

—¿Es... Sakura? —repitió—. ¡Pero si nunca han demostrado nada!

—Sakura es una mujer profesional —halago Sasuke—, nunca va a dejar su puesto para demostrar que ama a Hinata o que hacen de puertas para fuera de la empresa. Aunque sé de buena tinta que Kakashi no es tan severo como ella.

—Imposible...

Naruto se dejó caer.

—¿Por qué siempre soy el único que no se entera?

Konohamaru sacudió la cabeza sin respuesta. Sasuke, sin embargo, suspiró a su lado.

—Porque tú te percatas de lo que tienes que percatarte. Por ejemplo, fuiste capaz de llegar al corazón de este chico, al que yo nunca me habría podido ni asomar.

—Porque eras y sigues siendo un estirado —reafirmó Konohamaru burlón. Miró hacia Naruto—, por favor, dime que no duerme con pijama y gorrito.

—El del gorrito soy yo, el pijama no dura mucho —reconoció Naruto recibiendo un codazo de Sasuke como reprimenda.

Konohamaru se echó a reír y sacudió la cabeza.

—El día que sea padre, será un caos. ¿Pensáis adoptar alguien?

—Sí —confirmaron a la par.

—Un día nos gustaría darle a otro niño la oportunidad que tanto tú como yo tuvimos, Konohamaru. Será un reto, pero lo haremos —prometió Naruto.

Sasuke ya conocía su tormentoso pasado. Unos padres fallecidos en un accidente, la vida en la calle porque nadie se atrevía a adoptarle hasta que un viejo llamado Jiraiya lo encontró. Decidió llevárselo consigo y tanto él como su profesor de por aquel entonces, que lo guio acerca de su futuro, consiguieron crear al hombre que era ahora.

—Gracias por hacerlo —dijo Konohamaru—. Sé que esto no se dice mucho, porque tenemos muy pocas ocasiones en que podemos seguir estando en contacto con nuestros asistentes, pero gracias. De corazón. Por sacarme de esa calle y darme una nueva esperanza.

La pareja asintió, satisfecha. Cada uno a su modo.

Konohamaru no tardó mucho en irse y ambos volvieron a acurrucarse bajo la manta.

—Hoy es nuestro tercer día libre —rememoró Sasuke.

Naruto le miró con los ojos muy abiertos.

—No dejas escapar una con tal de tener mi trasero, ¿eh?

—No —soltó tajante él—. Es tu culpa que me calientes cuando actúas de esa forma con los chavales.

—Oh, cállate —espetó tirando de él para besarle.

Sasuke correspondió, satisfecho, deteniéndose antes de continuar.

—Oye... tengo otro deseo que...

Naruto gruñó.

—Oh, no, no —negó—. Tu polla y mi culo, joder. Que cada vez que te dejo sacar esa oscuridad tuya no puedo sentarme por días.

—Bueno, algo es algo —aceptó Sasuke satisfecho.

Sus vidas podrían resultar impredecibles en futuros días. Quizás felices o tristes, dolorosas o placenteras.

Pero al menos, esos deseos, finalmente quedaban encadenados unos con otros.

¡Y fin!

Ahora sí, ehe.


Deseos oscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora