capítulo 1.

490 39 31
                                    

-¿Ya encontraste tu peluche, Aya? - gritó el pelinaranja desde abajo.

-¡No, padre! -contestó. Curiosa, la pequeña niña de ojos azules, seguía buscando en aquel ático; lanzando y explorando entre lo más profundo hasta que su atención fue a otra cosa; un pequeño baúl color vino con dorado que tenía un candado color negro; su sonrisa se iluminó al instante y ahora se dispondría a buscar aquella llave que no fue nada difícil pues estaba en la mesa, al rincón de todo.

Abrió aquel baúl encontrándose con cosas ya bastante viejas: ropa, rosas ya marchitas, cartas que iba a abrir, pero las fotos llamaron su atención, retratos de adolescentes; en bailes, picnics y demás, pero una en especial llamó su atención.

-¿qué haces, Aya? - la pequeña dió un salto en cuanto la voz de su hermano mayor se escuchó; la agarro de sorpresa.

-Creo que son nuestros papás de jóvenes, ¿ves? Papá Dazai tiene vendas en todas las fotos así como papá Chuuya, pero papi Chuuya se venda solo la muñeca. - respondió la pequeña con una sonrisa, quitándole la foto y corriendo abajo para mostrarla, el mayor se quedó también curioso sobre el baúl, específicamente sobre aquellas cartas.

Para mi primavera favorita: Nakahara Chuuya.

De parte de tu otoño favorito favorito: Osamu Dazai.

Dobló la carta y fue corriendo hasta su padre, bajando hasta con él.

-¿Eran papá y tú de jóvenes? -preguntó la niña, totalmente curiosa y feliz.

-Sí, éramos nosotros, su padre nunca se quitaba esas vendas. - Chuuya miraba la foto con bastante nostalgia, recordando algunas cosas cuando era joven e inexperto.

-¿cómo se conocieron papá Chuuya y papá Dazai? - La curiosidad de la niña no tenía límites, quería saber todo.

-Sí, cuéntanos. - respondió el otro niño peli café con rayos naranjas y ojos avellana bajando, al parecer los tres habían descubierto su lugar secreto.

-Bueno, falta todavía 3 horas para ir a visitar a su padre por su cumpleaños. - Miró de nuevo el reloj y tomó asiento en el suelo, indicándoles a los 3 curiosos niños que también tomaran asiento.

Apenas iba a hablar cuando voces se escuchaban a lo lejos, conocía perfectamente aquella voz.

-¡No puedo creer que olvidarás mis dulces! Ahora le tengo que robar un par a Chuuya. -

-No fue mi culpa, Atsushi no me recordó traerlos. -Respondió irritado el pelinegro.

-¿¡Aaah!? Si tan solo el señor hormonal se controlará un poco más, hubiéramos estado a tiempo. -

-Poe siempre trae dulces, solamente espera 15 minutos, dijo que saliendo de su trabajo recogería a los niños y se vendrían para acá. -Respondió la peliroja a punto de perder la paciencia.

-no viviré sin azúcar, me quedan 3 minutos de vida. -

-Siempre tan dramático, Ranpo. -Habló ahora Mori, sonriendo un poco, le parecía divertido que podrían pasar mil años y Ranpo siempre sería el mismo.

-Hey, llegaron antes. -Habló por fin Chuuya, sonriendo y viendo como Lucy cargaba a Ayáx; su hijo.

-Es el cumpleaños de Dazai, obviamente todos vamos a visitarlo y de ahí se me ocurre cenar en un restaurante lujoso. -Respondió Lucy. -Al cabo Poe paga.

-¡Hey! Luego yo soy el que tiene que pagarle de otra for... Sí, que él pague. -

Todos se acercaron a saludar a Chuuya, Atsushi empezó a jugar con los niños, mientras Ranpo iba a la cocinar a robar dulces, Chuuya estaba conmovido; cada año siempre venían una hora antes de la anterior, no le sorprendería que llegará el momento donde se quedaran a dormir desde un día antes. 

Bandages. →soukoku←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora