-¿Ya encontraste tu peluche, Aya? - gritó el pelinaranja desde abajo.
-¡No, padre! -contestó. Curiosa, la pequeña niña de ojos azules, seguía buscando en aquel ático; lanzando y explorando entre lo más profundo hasta que su atención fue a otra cosa; un pequeño baúl color vino con dorado que tenía un candado color negro; su sonrisa se iluminó al instante y ahora se dispondría a buscar aquella llave que no fue nada difícil pues estaba en la mesa, al rincón de todo.
Abrió aquel baúl encontrándose con cosas ya bastante viejas: ropa, rosas ya marchitas, cartas que iba a abrir, pero las fotos llamaron su atención, retratos de adolescentes; en bailes, picnics y demás, pero una en especial llamó su atención.
-¿qué haces, Aya? - la pequeña dió un salto en cuanto la voz de su hermano mayor se escuchó; la agarro de sorpresa.
-Creo que son nuestros papás de jóvenes, ¿ves? Papá Dazai tiene vendas en todas las fotos así como papá Chuuya, pero papi Chuuya se venda solo la muñeca. - respondió la pequeña con una sonrisa, quitándole la foto y corriendo abajo para mostrarla, el mayor se quedó también curioso sobre el baúl, específicamente sobre aquellas cartas.
Para mi primavera favorita: Nakahara Chuuya.
De parte de tu otoño favorito favorito: Osamu Dazai.
Dobló la carta y fue corriendo hasta su padre, bajando hasta con él.
-¿Eran papá y tú de jóvenes? -preguntó la niña, totalmente curiosa y feliz.
-Sí, éramos nosotros, su padre nunca se quitaba esas vendas. - Chuuya miraba la foto con bastante nostalgia, recordando algunas cosas cuando era joven e inexperto.
-¿cómo se conocieron papá Chuuya y papá Dazai? - La curiosidad de la niña no tenía límites, quería saber todo.
-Sí, cuéntanos. - respondió el otro niño peli café con rayos naranjas y ojos avellana bajando, al parecer los tres habían descubierto su lugar secreto.
-Bueno, falta todavía 3 horas para ir a visitar a su padre por su cumpleaños. - Miró de nuevo el reloj y tomó asiento en el suelo, indicándoles a los 3 curiosos niños que también tomaran asiento.
Apenas iba a hablar cuando voces se escuchaban a lo lejos, conocía perfectamente aquella voz.
-¡No puedo creer que olvidarás mis dulces! Ahora le tengo que robar un par a Chuuya. -
-No fue mi culpa, Atsushi no me recordó traerlos. -Respondió irritado el pelinegro.
-¿¡Aaah!? Si tan solo el señor hormonal se controlará un poco más, hubiéramos estado a tiempo. -
-Poe siempre trae dulces, solamente espera 15 minutos, dijo que saliendo de su trabajo recogería a los niños y se vendrían para acá. -Respondió la peliroja a punto de perder la paciencia.
-no viviré sin azúcar, me quedan 3 minutos de vida. -
-Siempre tan dramático, Ranpo. -Habló ahora Mori, sonriendo un poco, le parecía divertido que podrían pasar mil años y Ranpo siempre sería el mismo.
-Hey, llegaron antes. -Habló por fin Chuuya, sonriendo y viendo como Lucy cargaba a Ayáx; su hijo.
-Es el cumpleaños de Dazai, obviamente todos vamos a visitarlo y de ahí se me ocurre cenar en un restaurante lujoso. -Respondió Lucy. -Al cabo Poe paga.
-¡Hey! Luego yo soy el que tiene que pagarle de otra for... Sí, que él pague. -
Todos se acercaron a saludar a Chuuya, Atsushi empezó a jugar con los niños, mientras Ranpo iba a la cocinar a robar dulces, Chuuya estaba conmovido; cada año siempre venían una hora antes de la anterior, no le sorprendería que llegará el momento donde se quedaran a dormir desde un día antes.
ESTÁS LEYENDO
Bandages. →soukoku←
Fiksi PenggemarA Dazai no le gustaba mostrar su abdomen, ni sus brazos, ni pierdas, ni nada. Si por él fuera cubriría cada parte de su cuerpo. Vendas, sí, vendas tenía por casi todo su cuerpo; cuello, brazos, abdomen y piernas, formaban parte de él. Había infinid...