Si yo te odiara, mi odio te daría
en las palabras, rotundo y seguro;
¡pero te amo y mi amor no se confía
a este hablar de los hombres tan oscuro!Tú lo quisieras vuelto un alarido,
y viene de tan hondo que ha deshecho
su quemante raudal, desfallecido,
antes de la garganta, antes del pecho.Estoy lo mismo que estanque colmado
y te parezco un surtidor inerte.
¡Todo por mi callar atribulado
que es más atroz que entrar en la muerte!Anónimo.
Eso es un poema y lo robaste. Escribió
Volvió a hacer lo mismo de ayer, dejó la nota del anonimato ahí mismo con su parte escrita atrás. Desde ahora creyó que se comunicarían de esa manera.
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