En comparación con otros esclavos, Erik vivía bastante bien. Al menos, lo mejor que podía aspirar alguien como él, sirviendo como un objeto de entretenimiento para las grandes masas de personas en Roma, que diariamente se reunían para verle, a alent...
ㅡLo que sea que me depare ahora, consiste en qué tanto te sea útil.
ㅡVerás pronto que solo busco hacerte entender, que en tanto vivas aquí, me eres útil con tu simple existencia, pues colocas alegría en mi vida, y una sonrisa en mis labios.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Erik ahora vivía con Charles. Lo cual, de haber seguido el plan original, tal vez habría hecho que la relación entre ambos se hiciese más afectuosa. Charles había planeado una serie de pasos dispuestos a ayudarle a crear una relación sana y adecuada con Erik una vez que este aceptara vivir con él, un plan mediante el cual la ira de Erik sería disipada poco a poco con el propósito que ambos se hiciesen cercanos. En su lugar, Charles estaba lidiando con un Erik quisquilloso, que tenía el ceño fruncido en una mueca la mayor parte del día, y que no parecía querer verlo ni en pintura.
Estaba lejos de ser lo que quería al inicio, pero era mucho mejor lidiar con el enfado de Erik teniéndolo seguro en su casa, que verlo arriesgar su vida en el campo.
Erik cumplía ya tres días en su hogar. Cain le había sacado las cadenas e indicado que debía irse con Charles, pues ahora le pertenecía. Esa misma noche habían llegado a la nada humilde casa de Charles, que poseía un patio grande y columnas pomposas, una fuente en el jardín principal, grandes salones, habitaciones repletas de cojines, y más comodidades de las que Erik pudo imaginar alguna vez. Apenas puso un pie en el lugar, Erik formó una desconfiada expresión en su rostro. Charles, que solo quería la comodidad del ahora ex gladiador, le dijo que se sintiese como en su casa. Sin embargo, desde su llegada, lo único que hacia Erik era mirarle con malicia y descontento.
Erik no mostraba siquiera interés en explorar el lugar o de descansar apropiadamente, y cuando Charles le hablaba, se limitaba a mirarle fijamente, fruncir el ceño, y alejarse a una habitación donde Charles no pudiera verlo.
Habían vuelto a donde habían empezado. Con la intención de aligerar la situación, Charles ordenó a sus otros esclavos realizar un banquete en honor a Erik. Todos los que trabajaban allí estaban encantados y curiosos por el más reciente añadido a los esclavos de Charles, el único que, desde su llegada, no tenía un trabajo fijo como limpiar o cocinar, o estar al tanto del jardín. Esclavo que además, conocían se trataba de un ex famoso gladiador. Obedecieron a su amo sin rechistar, aunque algunos perdían la concentración de vez en cuando por quedarse viendo al guerrero.
La organización del banquete llevó unas cuantas horas, estando lista para el cuando el sol se ocultó en el horizonte. La mesa estaba adornada con velas y platillos hechos con los mejores y más frescos ingredientes. Comida de todas las partes del reino que Erik no había probado jamás, preparado solo para ellos dos. Los esclavos que estaban realizando los últimos arreglos se retiraron tras dejar allí el vino. Charles estaba sentado en el extremo de la mesa mientras que Erik, a quien le informaron el amo de la casa le esperaba en el comedor, lo veía desde el otro extremo de la mesa. Charles señala el asiento en frente de Erik portando una sonrisa tímida.
