Serendipity

Roto.

Mi sombra es la única que camina a mi lado.

Mi corazón superficial es la única cosa que está latiendo.

A veces desearía que alguien ahí fuera me encontrara.

Hasta entonces, camino solo.

Estoy caminando por la línea
que me divide en alguna parte de mi mente.

En la frontera del borde.

Donde camino solo.

Boulevard of broken dreams. -Green Day.

-Despierta bebé. Ya son las 12.- Jaemin se encontraba durmiendo plácidamente en su cama y al escuchar a su novio tomó las sábanas tapándose hasta la cabeza. -Vamos cariño, te espero abajo en cinco minutos.-

-No, déjame dormir.- Se voltio boca abajo aferrado a las sábanas y sintió como éstas eran arrebatadas de su cuerpo, quedando a la intemperie con su cuerpo en una posición fetal.- Mark eres un maldito.- Comento tomando la almohada y revoleándola a su novio, quien se reía devolviendo la almohada a la cama.

-Levántate, mi hermano llegará en cualquier momento, quiero presentarlos.-

Jaemin revoleo sus ojos y decidió que era hora de levantarse, camino desganadamente hacia el baño y se lavo los dientes, se quito el pijama y se dio una ducha rápida antes de colocarse una playera negra junto a un suéter blanco y sus jean azules. Bajó las escaleras lentamente como si le pesara el cuerpo y al ver a su novio sonrió ya que lo esperaba con un café en su mano y un chocolate en la otra. -Lamento lo de anoche, se que fui muy rudo.- Comento Mark acariciando el cuello contrario delineando la marca violácea que se apoderaba de su piel.

-No te preocupes, ya se que eres un salvaje.-

Ambos rieron y Jaemin comenzó a beber de su café mientras comía el chocolate sentado en el sofá, Mark dejaba caricias en su cabello, llevando sus labios hasta su cuello besándolo con total suavidad, algo que al menor de ambos le encantaba, sentir aquel afecto dulce y cariñoso que no siempre llevaba consigo.

Cuando se conocieron, eran días difíciles para el menor, había perdido la memoria y ni siquiera recordaba porque estaba en un hospital, sus padres lo visitaban a menudo y lo ayudaban a realizar los juegos de memoria que el medico ordenaba. Fue un día de lluvia cuando caminando por el corredor, que debía recorrer cada día para ayudar a su memoria a reconocer puntos claves, se encontró perdido mirando hacia todos lados, como si un niño pequeño se hubiera escapado de sus padres entre la multitud, sus labios se fruncían en un puchero y sus ojos se cristalizaron, estaba aterrado, no sólo por encontrarse perdido, si no también porque su memoria no mejoraba, incluso pareciera que retrocedía.