Capítulo 3

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NATHAN
- Nate, una orden de dos martinis secos, dos whiskey dobles, un bloody mary y un cubata- me dice Melissa, una compañera del club.
- Enseguida-le respondo y comienzo a preparar los tragos. Me giro hacia Ben que es mi ayudante y le indico que prepare el cubata y el bloody mary mientras yo me encargo del resto -¿Cómo está la clientela allá arriba esta noche? ¿Hay algún baboso importunándote?
- Los de siempre ya sabes, aunque esta noche se están comportando y no han intentado meterme mano.
- Ok pero si tienes algún problema me avisas, ya sabes que no me temblará el pulso para partir un par de piernas- le digo serio para que no le quepan dudas en acudir a mí si lo necesita.
- Tranquilo, además si alguno se hace el listillo le rompo una botella en la cabeza y santas pascua.
En cuanto tengo listas las bebidas las coloco sobre una bandeja y se las entrego, ella coge la bandeja y se vuelve en dirección a las escaleras de acceso a los reservados que usan las meseras.

En ese momento una preciosa morena se acerca a la barra y me pide una copa de champán.
- Aquí tienes preciosa y si quieres algo más no dudes en pedirlo- le sonrío de medio lado seguro de que no podrá evitar caer bajo el efecto de mi mirada. Es una de mis mejores armas de seducción y en muchas ocasiones solo he necesitado mirarlas para que se plieguen a todos mis deseos.
- Gracias- me responde la chica bajando los ojos con fingida timidez y curva los labios en una pequeña sonrisa, sin embargo percibo que bajo esa cara de ángel se esconde una zorra con clase. Mis preferidas. Ella toma la copa y se gira, comienza a caminar rumbo a la pista y solo ha dado cuatro pasos cuando se voltea para mirarme por encima del hombro y yo le guiño un ojo. Sabía que lo haría. Mi instinto nunca falla y estoy seguro que antes de que acabe la noche ella y yo estaremos encerrados en algún armario follando. Necesito sexo. Llevo casi dos semanas desde la última vez y estoy que me subo por las paredes. En mi defensa alego que estuve demasiado ocupado con la segunda temporada de exámenes y casi no he tenido tiempo para relacionarme con el variado género femenino. Estoy en mi último año de la carrera de empresariales y este es el momento más decisivo e importante de todos donde debo concentrar todas mis energías en terminar con buenos resultados que me permitan poder avalar un puesto en alguna empresa de prestigio.

Estoy todavía mirando el trasero de la sexy morena cuando una coronilla pelirroja se interpone en mi campo visual, bajo la vista para ponerle rostro a esa persona y mis ojos chocan con los de una chica muy guapa pero a todas luces inocente. Su mirada la delata, a pesar del corto vestido y el maquillaje profesional se nota que este no es su ambiente, es más apuesto cualquier cosa a que es su primera vez aquí. Me mira como si nunca hubiera visto un hombre y no sé por qué de repente me incomoda. Estoy acostumbrado a que las mujeres me admiren y suelo usarlo en mi beneficio pero en estos momentos lo único que quiero es que se aleje. Hay algo en su mirada que activa todas las alarmas y dentro de mi cabeza una voz me dice que esta chica puede ser un problema para mí. No me queda de otra que acabar con sus ensoñaciones y sé la forma perfecta de hacerlo. Tengo la habilidad de desconquistar a una mujer con la misma facilidad que las conquisto.

- Hola me pone tres gin-tonics por favor- me dice con una voz muy bonita y me detengo unos segundos a saborearla antes de atacar.
- Te pongo dos gin-tonics y un vaso de leche ¿cierto?
- No, le pedí tres gin-tonics- me dice con una risita.
Al parecer no se ha dado cuenta de mi resolución así que continúo hablando ignorando su petición.
- ¿Quieres la leche con chocolate o con galletas?- le digo como si fuera una niña pequeña.
Ella me mira con expresión extrañada y yo aprovecho para continuar mi plan.
- ¿Te has escapado de casa? Porque es obvio que tú no debes tener siquiera 21, es más ¿cómo entraste aquí? - le digo serio con la cara tallada en piedra.
- Perdón ¿cómo se atreve a hablarme así?- su mirada cambió y en lugar de una expresión de admiración había una de desconcierto.
- Mira niña porque mejor no regresas a tu casa que de seguro debes tener a tus padres preocupados al darse cuenta que te escapaste por la ventana.
- En primer lugar yo no me he escapado y en segundo lugar no sea tan igualado para hablarme de esa forma tan pretenciosa como si usted fuera tan mayor cuando se nota que no debe tener más de qué ¿23...24? Así que no sea patético- Ahora su rostro volvió a cambiar para uno de puro cabreo.
- Seré patético y todo lo que quieras pero al menos yo soy mayor de edad en cambio tú estoy seguro que si viera tu DNI en estos momentos me enteraría de que incluso estás en la preparatoria todavía.
- Yo no estoy en la preparatoria, imbécil.
- Imbécil, pretencioso, igualado... Se ve que ni siquiera has madurado lingüísticamente para poder ofender con propiedad. Ahora mismo suenas como una niña de secundaria. Vas de mal en peor.
- Pues si quieres te demuestro lo niña que soy con una patada en el culo.
- ¿Estás segura?, a lo mejor ni llegas, como eres tan pequeña.
Casi podía ver el humillo saliendo por sus orejas mientras se iba poniendo roja de la rabia.
- Mejor métase en sus asuntos y prepare mis bebidas de una puñetera vez porque no quiero seguir viendo su cara de gilipollas ni escuchar sus estupideces- dijo con desdén
- ¡Vaya, que lengua tan afilada! casi me ofendes. Nunca imaginé que una señorita de Manhattan pudiera hablar como una verdulera.
- Pues es la única forma en que un troglodita engreído como usted puede ser tratado. Y no venga a hacerse el ofendido cuando usted fue quien empezó además mi barrio no tiene nada que ver con que deje que usted me ataque como se le venga en gana y yo no me defienda, porque a nadie ya sea de Manhattan, Brooklyn o la luna dejo que me hable de esa manera. Me ha entendido.
- Soy del Bronx
- Se nota- dice ella
- ¿Qué es lo que se nota?
- Solo alguien de ahí podría ser tan maleducado con una dama.
- Yo sé perfectamente tratar a una dama es más se identificar cuando estoy frente a una porque no todas las de tu clase por más que usen bolsos caros o perfumes de importación lo son. Al contrario, en las calles de Upper East Side hay más mujerzuelas que en el South Bronx.
- Claro y usted de ese tema entiende mucho, debe estar acostumbrado a tratar con ese tipo de señoras.- dice con ironía
- Con ellas y con las de tu tipo también. De esas que en sus casas se portan todas modositas e incluso van a misa los domingos y el sábado se despendolan como unas locas.
- Por dios jamás he visto tantas estupideces juntas salir de una sola persona.
- Pues entonces has visto muy poco, pero tranquila la noche es larga puede que todavía encuentres algún pobre idiota que te haga el favor de bajarte las bragas y te quite esa cara de vinagre. Se te nota la necesidad desde aquí. ¿Cuándo fue la última vez que echaste un buen polvo?
- ¿Y a ti que te importa? - me dijo tuteándome
- Lo digo por si al final de la noche no encuentras a nadie pasa por aquí y a lo mejor te puedo hacer el favor pero tendré que mirar mi agenda porque antes tengo pendiente a un par de amigas.
- Qué asco. Yo no dejaría que me pusieras un solo dedo encima ni aunque fueras el último hombre de la tierra.
- Pues tú te lo pierdes, todas las mujeres que pasan por mí salen bien satisfechas y regresan rogando por más.
- Será porque tienen el gusto en el culo, ninguna chica con dos dedos de frente se involucraría con un neandertal como tú que ve a las mujeres como puntos de descargue.
- Yo las veo como ustedes nos ven a nosotros o ¿acaso las mujeres no utilizan sus encantos para conseguir lo que desean de los hombres y luego los desechan cuando ya han obtenido lo que querían? Así que querida, todo es cuestión de equilibrio.
- Definitivamente eso es lo más ridículo que escuchado en todo el día, ¿qué te pasó, acaso tu novia te dejó por otro con más dinero que tú? Pobrecito... es por eso que no quieres a nadie y tratas a todas las mujeres como si fuéramos unas brujas pero eso sí, útiles para complacerte.
- Yo no tengo novias, ¿para qué tener una sola mujer cuando puedes tenerlas a todas? Es más si quisiera conseguiría tenerte a ti bajo mi cuerpo pidiendo más hasta quedarte afónica.
Me inclino por encima de la barra para acercarme a su oreja, ella se aleja ligeramente con desconfianza pero se mantiene cerca para poder susurrarle al oído.
- Además me encantaría comprobar si este tono pelirrojo tuyo es natural.
Muevo la cabeza hasta quedar frente a frente y nuestros ojos coinciden. Su mirada es intensa y no consigo descifrar sus pensamientos pero veo que me observa como si estuviera analizándome por completo. En ese momento una de las meseras regresó a la barra con una bandeja con varias copas vacías y una de ellas tenía resto de bebida todavía. Ambos miramos a la bandeja y antes de que sucediera sabía lo que pasaría. Ella tomó la copa y me arrojó toda la bebida a la cara empapándome la camisa. Dejó la copa sobre la meseta y antes de irse me gritó en la cara.
- ¡GILIPOLLAS!
Se volteó furiosa y salió caminando buscando una salida, miró a ambos lados hasta que localizó a alguien que no conseguí ver desde la barra y se dirigió hacia allá.

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2023 ⏰

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