Las citas eran comunes en parejas comprometidas, pero Naruto está vez estaba molesto. Veía con enojo a su prometido y sentía el estómago revuelto. No era una sensación recurrente es que la noticia le había caído como un gancho al hígado.
—¿Por que adelantaste la boda?
Itachi se mostró tranquilo, ignorando por completo el molestar de su futuro esposo. Pero no podía decir la verdad.
—Creo que ya lo hemos propuesto demasiado, la guerra es inevitable.
—Has sido tu quien a pospuesto ese matrimonio, ¿lo olvidas? Tus tontas excusas de no estar listo, de que es mejor disfrutar nuestra juventud. — Naruto se mentalizo antes de lanzarse y golpear a ese idiota. Se sentía molesto pero no debía perder la compostura, debía verse ante todos como un esposo sumiso pero sin llegar a ser denigrado y entre más rápido se casara más rápido estaría divorciado. — Pero si dices estar listo yo respetaré tu decisión.
Itachi pudo observar la sonrisa que su prometido le daba, parecía a simple vista una sonrisa encantadora pero realmente no es que Naruto estuviera contento con esta decisión. Su relación no había avanzado con los años y ahora Naruto se portaba sumiso ante él como si nada, como un novio compresivo.
>>Así mismo permitiré que busques lo que no encuentres en mi en otra persona. Así que eres libre de tener las amantes que deses, solo cuídate.— dicho eso Naruto llevo a sus labios un poco de vino.
El restaurante popular de la zona era famoso por sus tipos de carne en diferentes platillos preparados con algún marinado. El vino tinto era un excelente acompañante sin dudas pero sus ojos se enfocaron en la gota roja que recorrió el mentón y cuello de su pareja.
Como un perro en celo no pudo apartar la vista hasta que la gota se perdió entre el escote de la vestimenta del doncel y que dejaba a la vista un poco de su pecho pero sin ser vulgar. Era fino y elegante, Naruto siempre usaba prendas poco llamativas en tonos grises y negros, lo suficiente como para evitar destacar casi como un cuervo negro que se desplazaba sin ser notado. A diferencia de los jóvenes de su edad que usaban colores llamativos y vestimentas despampanantes Naruto solo usaba anticuadas prendas que parecía una monja, pero ahora lucía una vestimenta blanca tan pulcra como un santo puro pero con la sensualidad de la mismísima Lilith.
Su cabello rubio solía estar amarrado en alguna trenza o en el peinado de "cebolla" pero ahora estaba suelto. ¿Por qué estaba arreglado de esa forma? ¿Era por que se verían y quería atención de su parte?
—¿esta bien que sea en dos semanas?
El vino dulce ahora le supo amargo con aquella pregunta, se dio valor a si mismo y asintió con una sonrisa de oreja a oreja.
—¡Me parece perfecto!
Aunque su exterior lucia como si nada para el por dentro era un desastre, un lindo caos que en cualquier momento explotara. Su actuación debe ser perfecta, un esposo compresivo, cariñoso y educado. Así la opinión pública hacia Itachi de tener un amante lo catologaria como un esposo infiel y pordira divorciarse sin muchos problemas, tendía al pueblo de su lado y podría irse sin sentir culpa, tener la excusa de una infinidad para divorciarse era la manera más rápido de conseguir lo que quería.
—Te prometí fidelidad.
Naruto quiso reír como si le hubieran contado el más divertido chiste pero se contuvo aún así solo mantuvo su sonrisa.
—No te sientas mal por mi. ¿No es lo que todo esposo quiere? Que su pareja sea compresiva como para dejarlo vivir deliberadamente. No cambies tu estilo de vida solo por que seremos esposos... aún así me sentiría mejor si cumples tu promesa...— sus mejillas se pusieron rojas como si la vergüenza le invadiera la cara, un lindo doncel siendo dulce con su pareja.