Capítulo 4: Ardor
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.Es en los tiempos en los que el hombre aún no iniciaba su costumbre de encerrar a las Bestias con Cola en los cuerpos de sus semejantes que nos ubicamos ahora.
Sin aldeas shinobi ni Kages, y con apenas algunos incipientes reinos y daimiatos empezando a disputarse la soberanía del continente, un hombre de su talla era tenido por algo parecido a un semidiós.
Él y algunos héroes contemporáneos que revisaremos en páginas posteriores sirvieron de cimiento para que culturalmente surgiera lo que hoy conocemos como el "guerrero-sabio".
Fuentes de la época lo retrataban como un hombre de imponente estatura, carácter tan fuerte como generoso y hábil en todas las disciplinas que se requerían para considerarse ilustrado en aquellos tiempos. La medicina, la herrería, la meditación y la estrategia eran las principales áreas en las que destacó y las que lo hicieron famoso.
El arte de la época lo retrataba con tres armas principales: Una espada capaz de partir el cielo, una lanza que hacía cobrar vida tanto a los mares como al firmamento, y un arco que con cada disparo reunía toda la energía del cosmos.
Por un breve período de tiempo, fue el soberano del territorio que hoy comprende las modernas naciones del Viento, los Ríos y parte del País de la Tierra.Breve historia de Mundo Shinobi, Tomo 1
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.Sus pasos eran torpes, lentos y abotargados como los de un perro apaleado.
La flauta gimió con más fuerza intentando apagarlos, pero ella los sintió detenerse frente a su puerta.
Dos golpes.–Oye, es hora de la cena –Kidomaru sonaba recién despierto.
No respondió y volvió a hacer llorar a su compañera de fino cuerpo y textura. Un llanto prolongado, suave. Progresaba lentamente, con picos de intensidad notorios, pero no inspiraba nada más que melancolía.
Su compañero de equipo encogió los hombros y siguió de largo.–Como sea, hoy hay cerdo. Y Jirōbo ya está sentado.
La melodía paró como si hubieran desconectado el altavoz, de haber habido uno.
–No, no, no –Kidomaru jamás se iba a acostumbrar a su timbre rasposo y frustrado–. Si el marrano piensa que me va a dejar sin chuletas, le voy a clavar una cuchara en la carótida.
–Puf, qué humorcito. Si lo haces puede que Lord Orochimaru decida usarte a ti de contenedor, sólo como castigo.
Avanzaron por el pasillo de piedra iluminado enteramente por antorchas. Era una galería larga pero apenas con cuatro puertas, dos a cada costado, y una al final del corredor, más la escalera de espiral que bajaba hacia el comedor.
No hacía ni frío ni calor, pero el aroma de la carne sazonada aportó cierta calidez a una atmósfera tan neutra.–O quizás prefiera dejarte como blanco para Kimimaro.
–O quizaz pdefieda dejadte como bdanco pada Kimimado –repitió la pelirroja, gesticulando con sorna.
–¡No es broma! Creo que Sakon estará de acuerdo. Podríamos atarte a una diana y que Kimimaro intente lanzar sus huesos sin darte a ti mientras giras. Podríamos hacer un buen dinero con eso.
El de seis brazos se llevó una mano a la barbilla y se imaginó una versión chibi de su compañera en esa situación. Kimimaro arrojaba sus falanges y estas impactaban entre los brazos y piernas de la chica. Él, Sakon y Jirōbo aplaudían y recolectaban el dinero de la multitud con sombreros de copa.

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Tiempo de Héroes
Fanfic"Heroísmo, violencia y honor. Una vida excitante, cargada de batallas. Una buena muerte, ausente de toda paz, hermosa y brutal. Aprender a valorar la propia sangre derramada y las cicatrices grabadas en mi piel más que a cualquier tesoro. Defender m...