Prólogo

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Ya era tarde, no había nadie más, solo quedaba él. El sonido de la lluvia sobre el césped, sobre las hojas, sobre el paraguas. El sonido de las gotas cayendo en el mármol y rodando sobre su nombre.

Aquella imagen, aquel rostro de dolor, con su mirada fija en la insignia de estrella que alguna vez, él así lo llamó.

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