Ring

III.

Mi Mar, mi dulce cosmos, pareciese que el tiempo no transcurre, parece mentira que ayer en el espejo haya visto unas cuantas hebras plateadas en mi cabello.

Aún me duele cuando recuerdo que no estás. Ya no ocurre seguido, he hallado consuelo en ver como crecen aquellas criaturitas que se han quedado en este planeta. Esta tarde me volví a fijar en la forma de mirar de Alain. Aquella mirada que te muestra la verdad, la verdad detrás de aquella expresión de cristal gélido y un espacio abismal, donde puedes sentir un extracto de él. Me recuerda a ti, a aquella tarde cuando me pediste que te dejara, que lo nuestro ya no daba más, tus labios me pedían olvidarte y alejarme cual cometa que pasa por la orbita de un planeta; pero tus ojos, tus ojos dejaron caer un par de perlas cristalinas, al escucharme confesar todo lo que mi corazón calló por miedo a que te alejaras y me odiaras, pero en ese instante lo dije. "Te amo" fue lo que salió de mis labios; de tus ojos rodaron más lágrimas, y aquella distancia que nos separaba se volvió nada, afirmando que lo que pasó meses atrás era real, el amor era real, tus besos eran reales y no una simple ilusión de mi corazón.

Perdona por siempre traer de vuelta el pasado, ya me conoces... Sabes, ya no puedo decirle pequeño a Asher, ha crecido como no imaginas, sigue siendo más bajo que Alain, pero ya es de mi tamaño y un poco más, es un buen estudiante, su personalidad sigue taciturna, parecida a la tuya cuando te conocí, perdidos en el espacio y quietos entre la gente que va y viene. Tiene amigos, siempre menciona a otro niño que lo acompaña en sus días, quizás lo recuerdes, es aquel de tez blanca cual lucero y un mirar negro como la noche, al igual que su cabello azabache, aquel niño del parque que le extendió la mano para que dejara tu lado cuando Asher tenía 3 añitos y lo llevó a jugar en los toboganes y columpios del parque. Me alegra saber que no está solo, que hay alguien a su lado que lo ayudará a ver el otro lado del mundo y del espacio.
Quisiera que estuvieras a mi lado, viendo crecer a tus retoños, a tus hijos quienes se parecen tanto a ti. Espero que desde aquella estrella en donde estás, puedas ver y cuidar a cada uno, y espero que también me estés pensando.

Pdta. Recuerda que te amo.
Mary.

Y así, selló la carta, dejó el bolígrafo en la mesita de la cocina, desde donde veía a Asher guardar unos libros en su mochila, quizás saldría como la mayoría de las tardes a estudiar con su amigo.
Mary se dirigió a su habitación en donde guardó la carta en una pequeña caja, donde guardaba otro grupo de cartas y unas viejas fotografías en blanco y negro de aquella persona que cuando se marchó, se llevó con ella su corazón.