Rodrigo beso al chico azabache, antes de que esté pudiera darle un puñetazo.
[esto es solo ficción! entretenimiento. no busco ofender ni incomodar a nadie con esto.]
¡cambio de personalidades!
| esto es una ¡𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻! todos los crédito...
AVISO IMPORTANTE: el Señor miyagi es un personaje de la franquicia de karate kid. aparece acá en esta historia ya que está historia es una adaptación de un fanfic Lawrusso. así que imaginen que esto es un universo alterno donde también existe el Señor Miyagi (? ni idea pero eso! disfruten
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SEÑOR MIYAGI; ¿AHORA NO SOLO HAY QUE IMPRESIONAR A UNA PERSONA?
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No es como si hubiese sido fácil, pero Iván había logrado descubrir la dirección de Rodrigo. Posiblemente amenazó un poco a Germán, pero era para fines importantes. Y el chico que estaba con él aquella vez en la playa. Así que, lograron lo que quería, se encaminó hacia Reseda. Acomodó su cabello, porque si Rodrigo no abría la puerta, podría hacerlo algún familiar. Siempre debía estar listo para cualquier situación.
Cuando la puerta sonó, notando que alguien corría algun pestillo, demostró su mejor sonrisa, está titubeó un poco, al notar que era una mujer la que había abierto. Tragó saliva.
—Buenas tardes. ¿Está Rodrigo? —preguntó, desviando un instante su mirada hacia el interior del apartamento.
—No él no está. Disculpa, ¿Quién eres tú? —preguntó, por curiosidad y porque necesitaba saber quién era él que buscaba a su hijo.
Bastó que Iván sonriera solo una vez más, para la mamá de Rodrigo sintiera una voz susurrando en su mente -quizás aquella voz era de familia.- Cabello negro, ojos cafés, sonrisa estúpida y bueno, la cinta negra en su cabeza debía ser por algo de karate. Todas cosas, provenientes de un chico, que parecía haber quedado encantado con su hijo. Miró al muchacho, analizándolo de pies a cabeza. Intentando no juzgar. Mentira, en realidad no esperaba que un muchacho de aspecto adinerado se acercara a su hijo. Rodrigo era muy pequeño, aunque él lo negara. La mamá de Rodrigo quiso buscar algún detalle negativo del otro, aquel se había presentado como Iván Buhajeruk. Ese nombre la seguiría por un largo tiempo.
—Y, disculpe, ¿Me está escuchando? — preguntó el azabache. Viéndose claramente ignorado de su gran explicación de quién era y qué quería. Maldición, fue directo con aquellos temas.
